Por Cristian Helou
Mientras el fútbol del Alto Valle se mueve entre trampas, protestas, apagones y campañas muy flojas, hay hechos que te sacan una sonrisa. Orlando Porra colgó los botines y aparecieron algunas instantáneas en el archivo fotográfico de Matías Subat –otro mago- para confirmar la calidad del 10.
En medio de tanto lío, selfies desubicadas y directores técnicos que se van o son echados, es mejor rumbear para otro lado y recordar la magia de Lalo, en enganche elegante y de pegada magistral que dejó una marca en la zona.
Tuvo pasos por Cipo y Alianza pero es ídolo y está identificado con Independiente, club al que llegó en 2005. A todos los hizo parar de la tribuna: cuando la Nº 5 llegaba a sus pies, todos sospechaban que algo bueno podía pasar.
Dispuesto a dar una mano en la institución desde cualquier lugar, la conexión futbolística entre Porra e Independiente puede continuar. Dicen que su hijo Giuliano (6 años) tiene pinta de crack y ya se calzó la Albirroja. Tal vez sea como papá y elija el fútbol como profesión. Si es así, ojalá que haya otro entorno. Con menos bardo y una buena dosis de transparencia.
