Por Nicolás Tamborindegui
La temporada 92/93 fue mala para Independiente, ya que estuvo marcada por el descenso y los problemas económicos. Sin embargo, a los fanáticos del básquet nos permitió ver en vivo y en directo al que fuera elegido el mejor jugador de esa temporada, el uruguayo Horacio Tato López, por entonces en Ferro Carril Oeste. Uno de los mejores jugadores sudamericanos de la historia.
Esteban Batista será recordado como el primero y (por ahora) único jugador uruguayo en haber llegado a la NBA. Sin embargo, se lo recuerda a Tato como el mejor de todos. Era un escolta o alero de 1,96, sumamente talentoso, muy elegante en sus movimientos y con una enorme capacidad goleadora.
Muy pocos en nuestro país saben que Uruguay finalizó sexto en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984, debido a un equipazo y a una gran camada, encabezada por Tato y por otro tremendo goleador y jugador que también fue ídolo en nuestro país, especialmente en Bahía Blanca: Wilfredo Fefo Ruiz. Carlos Peinado, Hebert Núñez y Luis Larrosa eran otros integrantes de ese histórico plantel. López fue el goleador de esos Juegos con una media de 24,8 puntos.
El uruguayo había tenido un paso por dos universidades de los Estados Unidos (Quincy y Hutchinson) y por el básquet de Italia y Brasil. En nuestro país había jugado en Olimpo de Bahía Blanca y en Ferro, en los comienzos de la Liga Nacional, y regresó a la institución de Caballito en esa 92/93. Ya no era el Ferro poderoso de Cortijo, Uranga, Maggi y compañía como en el 87, pero con López el plantel se potenciaba.
En esa liga vino dos veces a Neuquén y enfrentó a Independiente en La Caldera: la primera por la temporada regular y la segunda por la A2. Además, ambos equipos se enfrentaron en otras dos oportunidades en Capital Federal, más precisamente en el Héctor Etchart
El primer choque tuvo lugar en el estadio de la calle José Rosa en la fecha 11. Independiente era dirigido por Daniel Araoz, los extranjeros eran David Russell y Randy Owens y los nacionales el Chino Daniel Barrales, Alejandro Allegretti, Fabio Martín, Javier Maretto, Guillermo Coissón, Leonardo Sandón mas los juveniles Sebastián Godoy y Gustavo Oroná entre otros.
Esa noche López la rompió con 24 puntos (goleador del juego) y 5 rebotes para que Ferro se quedara con el triunfo por 81-66. “En Neuquén, Ferro aprovechó el mal momento de Independiente y ganó claramente con otra gran tarea de Tato López”, reseñaba por entonces la revista Solo Básquet en su número 168.
López no ocupaba ficha de extranjero, ya que por entonces había un lugar que se podía llenar con un jugador sudamericano. Ese año por ejemplo se rumoreó que el venezolano Iván Olivares podía llegar a Independiente, aunque finalmente aterrizo en Estudiantes de Bahía Blanca. Trent Edwards y Ben Gillery eran los estadounidenses de Ferro y entre los nacionales se destacaban Cristian Aragona, Alejandro Ferrari, Gabriel Moravansky y un ex Rojo: Fernando Frangella.
El segundo partido se jugó en el Etchart por la fecha 26 y fue otro amplio triunfo del equipo verde, que era dirigido por Oscar Martín: 83-67. El uruguayo fue nuevamente figura con 21 puntos y 6 asistencias jugando los 40 minutos. Edwards también aportó 21 para Ferro. En Independiente el mejor fue el portorriqueño Edgar León, que había reemplazado a Owens como uno de los extranjeros. El otro, David Russell, aportó 13 tantos.
Tato y Ferro volvieron a enfrentarse a Independiente en el marco de la segunda fecha de la A2 en Buenos Aires. Esta vez el Rojo cerca estuvo de llevarse la victoria, ya que fue 82-80 para el local en final cerrado. López volvió a ser la gran figura del cotejo con 31 puntos y 5 rebotes (tiró para hacer 45) jugando nuevamente todo el partido sin sentarse. Un ex Ferro, Javier Maretto, fue el goleador del conjunto de Aráoz con 17.
Y en Neuquén pudimos ver por segunda vez al genial jugador uruguayo por la quinta fecha de la A2, y en esta oportunidad con triunfo de Independiente por 82-79, gracias a la enorme tarea de León, autor de 34 puntos y 9 rebotes en ese partido. Tato metió 20 y fue el máximo encestador de su equipo, aunque tuvo una planilla de 0 de 4 en triples.
Los dos partidos de Tato en La Caldera
Esa temporada no terminó bien para Independiente, que tras perder el repechaje contra Independiente de General Pico descendió al TNA. Ferro logró disputar los cuartos de final de la mano de Tato, que fue elegido el mejor extranjero de la liga ese año 93, en el que fue el cuarto máximo goleador con 25,4 puntos por juego.
López, que tenía 32 años en esa temporada en Ferro, volvería brevemente a jugar en nuestro país al año siguiente. Lo contrataron para tratar de ayudar a salvar a Echague de Paraná del descenso, aunque nada pudo hacer para impedirlo, pese a promediar 29,2 puntos 18 partidos y marcarle 55 a Gimnasia Comodoro Rivadavia. En ese equipo de Echague jugaba un neuquino: el pivote Guillermo Coissón.
Luego volvió a su país y contra todos los pronósticos, se retiró joven, a los 35 años cuando tenía aún mucho para dar. Viajó a la India donde descubrió la vida de mochilero y también la pasión por la escritura, algo que venía de familia, ya que su padre era periodista de turf.
Al día de hoy lleva seis libros publicados, todos exitosos: “La vereda del destino” (2007), “Almas de vagar” (2009), “La fiesta inolvidable” (2010), “El camino es la recompensa” (2.012), “Lo no dicho sobre las adicciones” (2013) y “Muzungu blues” (2.017). Es entrenador de básquet, aunque está lejos de deporte en el que fue famoso.
Se trata sin lugar a dudas de uno de los jugadores más talentosos que tuvimos la suerte de ver en vivo y en directo en La Caldera en aquellos tiempos de liga nacional de Independiente. En el año 2007 la FIBA lo nombró Leyenda latinoamericana del Básquetbol, algo totalmente merecido.