Niñas y niños apasionados por el deporte

 

Hoy es su día y se roban todas la atención (en realidad un poco más que de costumbre). En todos los rincones de Neuquén, las niñas y niños tienen la posibilidad de hacer deporte. Algunos lo toman como algo recreativo, pero la gran mayoría se pone objetivos. Pueden jugar sin un tablero que lleve la cuenta, pero el resultado está en sus cabezas. Saben si ganan o pierden, festejan a full o se bajonean. Compiten, tienen alma de deportistas. Todos aman la disciplina que eligieron. Aquí diez mini-historias de ellas y ellos, que seguramente darán que hablar en un futuro no muy lejano.

Agustina, la artista de la familia

Agustina tiene 12 años y siempre le gustaron los deportes con un cuota de arte. Probó con el patín artístico durante unos años, pero hace un tiempito decidió cambiarlo por la gimnasia artística.

“La gimnasia es muy divertida, desde chiquita que me gustaba ver a las gimnastas que compiten en los juegos olímpicos”, señaló ella que parte su tiempo entre sus entre la escuela y los entrenamientos en el gimnasio Olímpico. Agustina es una deportista full time porque también juega el hockey en el Neuquén RC. Y si un finde viene recargado, lejos de elegir, trata de cumplir con esa doble actividad.

Fernando, un Zorro con toque dorado

“Del medio para adelante o del medio para atrás”. La textual de Fernando (9 años) no es muy basquetbolística pero hay que analizarla entre líneas. Su equipo, Zorros de San Martín de los Andes, tiene ese halo de la Generación Dorada en Víctor Serna, el entrenador principal del club. Y por eso la frase desprende esa igualdad entre ataque y defensa que marcó a fuego al mejor equipo argentino de básquet de la historia.

Hace cinco años que Fer defiende los colores de Zorros y, como la mayoría, admite que “los entrenamientos son linos pero lo que más me gusta son los partidos y entrar en bandeja”. Siempre uso la Nº 6, precisamente el mismo número del dorado Alejandro Montecchia, que en noviembre será el “padrino” del noveno encuentro de Minibásquet de la ciudad.

Además del cole y el básquet, Fernando practica esquí y a veces tiene que hacer malabares para cumplir con las dos actividades. Prioriza la competencia y ya es un deportista con todas las letras.

Petra pidió el pase y después se prendió Ámbar

Después de algunos años de música, teatro y danza, donde pudo exhibir su histrionismo, el primer contacto de Petra con el deporte fue a través de gimnasia artística. Fueron pocas semanas en el gimnasio municipal de Plottier, porque muy pronto vio que se paseaban por allí chicas con sus patines colgando. Y pidió el pase a patín.

Este 2019 es el cuarto sobre ruedas y el segundo de su hermana Ámbar, deseosa de seguir los pasos de su hermana después de verla en cada una de las exposiciones de las que participó.

No hubo golpe que las hiciese recular. Hoy las dos esperan ansiosas los lunes y los viernes para ponerse las zapatillas con rueditas y no dejan pasar una sola oportunidad de deslizarse sobre la pista que les pongan en frente.

Ïñaki: alma de Titán, corazón Tricolor

Iñaki tiene 9 años y 7 atrás de una pelota. Empezó a jugar al futbol en Titanes y después dio el salto a Atlético Neuquén, donde ya compite en los torneos de Lifune. Entrena tres veces por semana y juega casi todos los domingos en los encuentros que organiza liga neuquina. La rutina está aceitada. A la mañana, el cole y a la tarde, camino al Tricolor. “Tomo la leche, me visto y me voy al club. No llevo bolso, sólo la botella de agua, porque voy vestido para entrenar”, contó.

Durante la semana uso botines sin tapones y los domingos van los titulares. Siempre fue delantero y ya tiene uno de esos partidos que te marca para siempre. “Contra Pacífico, en la Neuquén Cup. Ganamos 1-0 y anduve muy bien”, remató.

Renata, del NRC y de selección

Tenía 5 años y pisaba una o dos veces por semana una cancha de hockey. A los 12, Renata, es una fanática que lo elige por sobre un viaje fugaz en familia y por sobre cualquier otro deporte.

Entrena tres veces por semana en el Neuquén Rugby Club, el club de sus amores, juega todos los fines de semanas con el azul, pero también viste la camiseta del seleccionado neuquino.

“Me gusta jugar al hockey porque es un deporte en equipo y porque me gusta compartir con mis amigas en la cancha”, aseguró la pequeña gigante.

Paloma, doble turno y humildad

“No me imagino una vida sin la natación, porque estaría muy aburrida y no sabría que hacer”. Paloma (12 años) habla con la misma contundencia que su club, Alta Barda, muestra en cada competencia local. La entidad neuquina está entre las diez mejores del país en las divisiones menores y ella se toma muy muy en serio la disciplina.

Luego de pasar por el Santafesino y Terra, Paloma se sumó al equipo que comanda Sebastián Rearte. Hace pocos días se dio el gusto de competir en el Pabellón C del Parque Olímpico de Capital Federal y fue quinta en los 200 en el Nacional. “Me fue muy bien porque pude bajar mis marcas, tanto en 200 como en 100 (mariposa)”, dijo la joven deportista. “Hay que trabajar y la humildad siempre va a estar primero”, cerró.

En esta temporada, Paloma cambió sus horarios en el colegio para poder entrenar en doble turno y ya tiene un plan especial con una nutricionista. Está claro que sus objetivos apuntan alto y va por el buen camino.

Felipe, motivado y embarrado

Felipe empezó a tener contacto con la ovalada desde chico, a los 6 años. Motivado por su papá comenzó a entrenar en el Neuquén Rugby Club. Hoy, con 11, es parte del equipo de la M12 y entrena tres veces por semana. Poco a poco, el rugby se transformó en un deporte que no sólo le enseñó sobre valores y trabajo en equipo, sino también sobre amistad. “Una de las cosas que más me gusta son los viajes que hacemos para jugar con equipos de otras provincias y dormimos en casas de los clubes anfitriones”, cuenta Feli. “Nos alojan, nos llevan a pasear y jugamos al rugby”, agrega este rugbier de ojos color cielo.

Acostumbrado a entrenar al aire libre, verano o invierno, con las condiciones climatológicas que toquen, Felipe concluye: “Me gusta jugar los días de lluvia porque nos embarramos todos”.

Una Brisa que llega sobre patines

“Quiero ir a patín”, le dijo Brisa a su mamá hace cuatro años. El pedido tuvo rápida resolución y así empezó su historia en el patinódromo de Gregorio Álvarez. Luego de unos meses de entrenamiento, llegó el pedio de patines a los Reyes Magos, que cumplieron y dejaron el regalo al lado de los zapatos.

Brisa ya suma cuatro temporadas en el club del oeste capitalino, tiene su grupo de amigas y amigos, y forma parte de un equipo que participa en los torneos provinciales. Seguramente ya sabe que el patín carrera es de los más exitosos de la provincia y ese es uno de los mensajes que baja desde la profe Gabriela.

A los 10, Brisa combina el cole con su deporte preferido. Es constante y con el correr de los meses, empezará a sentir esa adrenalina que da la competencia. Y ahí asomarán las ganas de trascender, como ocurre con cada patinadora neuquina.

Emma y sus camisetas de cualquier talle

Emma apenas sabía correr, la pollera y la camiseta le bailaban pero ya tenía el palo en la mano. Con el pasar de los años, el deporte que recibió como herencia se transformó en su elegido. Hoy con 10 no sólo lo juega con pasión sino que también disfruta de verlo en televisión o apoyar a las divisiones más grandes desde las gradas del club.

Sin duda su corazón lleva el azul, blanco y rojo del Neuquén Rugby Club que la vio nacer. “Lo que más me gusta del hockey son los partidos y que podes hacer muchas amigas”, contó la pequeña gran jugadora que da todo en cada entrenamiento y en cada partido.

Olivia, tenista antes de nacer

¿Se puede ser tenista antes de nacer? Sí. Olivia (6 años) lo ratificar porque su mamá-entrenadora, Andrea, sacó y fue a la red hasta el octavo mes de embarazo. Cuando Oli tenía un mes, la profe retomó los entrenamientos y por eso la beba no tardó mucho en aparecer por las canchas del Tenis Club Neuquén.

Olivia tomaba clases con la raqueta en una mano, la mamadera en la otra y Peppa Pig de testigo, como pesa de la funda.

Empezó a tomar clases a los dos años y medio con Natalia Penedo, después tuvo de profes a Agustín Madrid y Denis Serpillo, y desde marzo ya está en el grupo de mamá Andrea. Antes de empezar con su nueva temporada, Oli cumplió un sueño: “Al fin tengo la raqueta de Jederer”. Una Wilson cayó del cielo y ahora hay rotación con la Head de Djokovic. Todavía no se le anima mencionar al apellido de Novak pero sí a darle forma a un revés como el del gran Roger Jederer (sepan disculpar pero no sabemos si es con J o con G).

 

 

Hicieron el Aguante (Neuquén): Flor Lazzaletta, Pipi Mendiberri y Fede Puisegur

Producción: Cristian Helou

 

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