Por Nicolás Tamborindegui
El haber sido anfitriones de un Preolímpico (1995) y un Premundial (2001), o sea, el equivalente a dos Copas Américas de fútbol, nos permitió disfrutar no sólo del surgimiento de la Generación Dorada del básquet argentino, sino también de algunos de los más importantes jugadores de este deporte a nivel continental. Quizás queda en el debe no haber tenido la chance de ver un combinado NBA como pasó en otros torneos similares en esos años, pero hubo uno que está en la historia grande de la NBA (además de nuestro Emanuel Ginóbili) y lo pudimos ver dos veces: el canadiense Steve Nash, doble MVP de la liga estadounidense, como ahora el griego Giannis Antetokounmpo.
Nash era un base de 1,91 de gran talento. Había nacido en Johannesburgo, Sudáfrica, el 7 de febrero de 1974. A los dos años sus padres se mudaron a Canadá para que creciera lejos del apartheid. Era una familia muy vinculada al deporte, especialmente al fútbol (soccer para los norteamericanos): su padre Peter fue futbolista profesional en Sudáfrica, su hermano Martin jugó en varias oportunidades con la selección canadiense de fútbol y el propio Steve en su etapa de instituto fue elegido Jugador del Año en Columbia británica. Ya en el ocaso de su carrera, en Los Angeles Lakers, elegiría el número 10 a modo de homenaje a los grandes futbolistas que usaron esa camiseta, entre ellos Diego Maradona y Lionel Messi.
Tras la escuela secundaria dejó Canadá para poder jugar en el básquet colegial de los Estados Unidos, al aceptar una beca de la Universidad de Santa Clara, donde estudió y jugó desde 1992 a 1996. En esos dos últimos años se había transformado ya en un jugador destacado y ahí es donde llega por primera vez a Neuquén: fue convocado por el coach Steve Konchalski para jugar el Preolímpico del 95 en la Argentina, la primera ronda en Tucumán y la instancia decisiva en el flamante Ruca Che.
En ese momento, Nash era una promesa de 21 años. La rompía a nivel universitario, los expertos le auguraban un futuro NBA pero no era una de las figuras del equipo norteamericano, que se apoyaba en otros jugadores como Sherman Hamilton, Kory Hallas, William Njoku o el enorme Greg Wiltjer (2,13). De hecho, Steve era uno de los tres bases de ese plantel junto con el mencionado Hamilton y con Joey Vickery, un armador pequeño (1,80) más tirador que piloto de juego, y a priori, no se perfilaba como titular.
Ya en Tucumán, el debut fue con derrota ajustada 82-79 contra la República Dominicana. Sorpresivamente Nash fue titular y cumplió una gran tarea con 12 puntos en 33 minutos y buenos porcentajes de tiro. En la segunda jornada Canadá volvió a caer, esta vez ante Puerto Rico por 84-73. Nash volvió a ser titular y metió 11 puntos en 31’. En la tercera presentación llegó por fin la primera victoria: 90-79 a Cuba con un gran juego del base, autor de 18 puntos y 5 asistencias en 34.
Nash llegaba a Neuquén como el dueño del timón del equipo canadiense pero aun así era un desconocido para el público, en tiempos donde no había internet. El primer partido fue contra la selección uruguaya, con triunfo claro por 94 a 73. Ya consolidado como titular, aportó 14 puntos y 5 asistencias en 26. “¿Quién es el base canadiense?” Se preguntaban muchos que no lo tenían registrado hasta ese momento como un jugador a tener en cuenta. Luego llegó una abultada victoria por 130 a 89 contra Bahamas (8 puntos en 21’, siempre inicial) y una gran victoria ante la selección brasileña de Oscar por 104 a 99, con 13 tantos y 6 pases gol del base en 31 minutos de juego. A esa altura, era ya el jugador más regular de su equipo.
Canadá clasificó a las semifinales del torneo a pesar de la derrota en la fecha siguiente frente a la selección argentina que contó con Diego Ossella como figura. El equipo de Guillermo Vecchio ganó bien por 102-95. El base fue nuevamente titular, jugó 25 minutos y se las ingenió para meter 16 puntos, complicando por momentos a Marcelo Milanesio. Se veía que tenía talento, que era un distinto. Sus movimientos eran los de un jugador diferente.
En semifinales, Nash y Canadá frenaron la marcha ante Puerto Rico. Fue triunfo de los boricuas por un claro 98-81, a pesar de otro buen juego del armador, con 12 puntos y 6 asistencias en 30’. Para mal de males, se quedaron afuera de los Juegos Olímpicos del año siguiente en Atlanta, Estados Unidos, al perder en el partido por el tercer puesto con Brasil por 97-77, con 9 puntos y 5 asistencias en 29’ de Nash (un partido en el que Oscar Schmidt tiró 18 triples). “Steve Nash, uno de los mejores armadores que vi en el torneo” analizó en ese momento el reconocido entrenador Flor Meléndez en una columna de opinión para la revista Solo Básquet.
Los destinos del canadiense y nuestra ciudad volverían a cruzarse exactamente 6 años después, pero en ese tiempo pasó de todo. En 1996 el base fue elegido en el puesto número 15 del draft de la NBA por Phoenix Suns. Tras jugar poco y nada en esa franquicia, se marchó en 1998 a los Dallas Mavericks donde explotó primero y se consolidó después como uno de los mejores jugadores de la NBA. En la temporada 2000-2001 promedió 15,6 puntos y 7,3 asistencias por partido y guió a su equipo a las semifinales del Oeste, siendo considerado además como uno de los mejores en su puesto en toda la liga.
Y así volvió a Neuquén, otra vez con su selección para buscar la clasificación al Mundial de Indianápolis 2002. Ya no era un desconocido, todo lo contrario, era quizás el jugador más importante y renombrado del torneo. El técnico de ese quipo era Jay Triano y el plantel lo completaban David Daniels, Shawn Swords, Sherman Hamilton (otro sobreviviente del 95), Jerome Robinson, Dean Walker, Prosper Karangwa, Peter Guarasci, Michael Meeks, Todd McCulloch (también NBA, jugaba en Philadephia), Andy Kwiatkowski y Kevin Jobity.
El debut fue con triunfo para el equipo norteamericano ante Islas Vírgenes por 108-97, ante un Ruca Che con muy buen nivel de público y con todas las miradas puestas en el base estrella de la NBA, que no defraudó, al convertir 13 puntos y entregar 16 asistencias. En la segunda jornada se vio un partidazo entre Canadá y Puerto Rico, con victoria en final cerrado para los boricuas por 103-98. Nash, a pesar de la caída, fue la gran figura y el goleador del juego con 34 puntos. Por la cuarta fecha (tuvo libre en la tercera) Canadá venció 89-82 a Panamá con dos triples claves de Nash sobre el cierre casi del partido. Por la quinta le ganó 104-92 a México y logró el pase a la siguiente ronda en segundo lugar en el Grupo B. El base no lució tanto en la anotación en ese juego pero sí en los pases. Su compañero Hamilton fue el goleador con 18.
Ya en la siguiente instancia venció 108 a 100 a Venezuela, con Nash aportando 20 unidades y asistiendo mucho a McCulloch (2,13 metros) debajo del cesto. En el siguiente partido fue goleada 101-77 a Uruguay con otro juego completo del armador, autor de 21 puntos, siempre como titular, y manejando los ritmos del cotejo. De la mano del base, Canadá ya estaba clasificado para el Mundial y era candidato en Neuquén.
Sin embargo, en las fechas siguientes llegaron las derrotas: primero ante la Generación Dorada por 85-76 (serían una constante los triunfos argentinos contra Canadá por esos años aun con el estelar Nash en cancha) y luego frente a Brasil por 78-69. El base convirtió 10 puntos ante el equipo de Rubén Magnano y 11 frente a los brasileños. “En los últimos diez minutos Nash fue bien defendido por su hombre y por las ayudas de los internos brasileros. Canadá, con su mejor hombre neutralizado, no ofreció otras respuestas para cambiar el resultado y quedó en el cuarto lugar de la clasificación, mientras los sudamericanos llegaron al tercero”, escribía por entonces el periodista Alejandro Pérez para la web de ESPN.
En semifinales, Nash y Canadá eran el escollo para que Argentina acceda a la final (Brasil y Puerto Rico se enfrentaban en el otro cruce). En la previa, esto decía el DT Flor Meléndez, reconvertido en analista para el diario La Nación: “Canadá fue decreciendo con el transcurrir del torneo; quizá porque su estrella Steve Nash no lució como al principio o se tomó un descanso y también porque el gigante MacCulloch jugó poco. Yo creo que la Argentina lo complicará con agresividad y presión defensivas; los canadienses no cambian de ritmo, son fríos y siempre juegan igual”.
Esa noche, Argentina jugó uno de sus mejores partidos y pasó por arriba a los canadienses. Fue 97-76 con destacadas actuaciones de Ginóbili (19 puntos), Wolkowyski (16) y Leandro Palladino (14). Nash fue el mejorcito de Canadá especialmente en el tercer cuarto, con triples y pases con su sello. Anotó 12 puntos y se llevó una merecida ovación del público neuquino.
Con ambos equipos clasificados al Mundial, el partido por el tercer puesto no tuvo mucho atractivo. Fue victoria de Canadá sobre la selección de Puerto Rico dirigida por Julio Toro por 102-95, con Steve como gran figura: 22 puntos y 11 asistencias. Nash lograba llevar a su selección no solo a la cita mundialista sino también al podio del certamen.
Muchas estrellas de la NBA no se sienten cómodos con las reglas FIBA pero no era el caso de Nash, quien dominaba los partidos desde la base con inteligencia y un interminable repertorio de pases, tiros y manejo del balón. A diferencia del 95 ya era un jugador consagrado, no era un desconocido, y ya sabíamos cómo jugaba por ver los partidos de la NBA por televisión.
De ese torneo me quedó la satisfacción de haberlo podido entrevistar. Lo esperé una tarde en el Hotel del Comahue (donde se hospedaban todas las delegaciones) y cuando llegó de entrenar lo encaré y le pedí 5 minutos. Enseguida se acercó, me llevó a un costado y hablamos un poco de la NBA, del certamen y de Wolkowyski, que por entonces confirmaba su arribo a Dallas, su equipo. Contestó con muy buena predisposición a pesar del cansancio y de mi flojo inglés, y demostró ser muy humilde tal como se comentaba en el ambiente. No se sacó la capucha en el tiempo que duró la charla.
Tras el Premundial, Nash se consagró como una figura global. En la emporada 2004-05 de la NBA, lideró a su nuevo/viejo equipo, los Suns hasta las finales del Oeste y fue nombrado el Jugador Más Valioso (MVP) del torneo. Al año siguiente repitió el galardón y estuvo cerca de conseguir un tercero consecutivo, pero quedó segundo en la votación del MVP de la temporada 2006-07 detrás del alemán Dirk Nowitzki. En el año 2006 fue elegido por ESPN como el noveno mejor base de todos los tiempos.
Nash ha vuelto a ser noticia por estos días porque el 3 de septiembre fue nombrado entrenador jefe de los Brooklyn Nets de la NBA, donde seguramente tendrá la chance de dirigir a Kevin Durant y a Kyrie Irving. Además, el griego Antetokounmpo, de los Bucks, fue elegido por segunda vez consecutiva como el MVP de la NBA y automáticamente todos recordaron a Nash y su “doble corona”. Por pergaminos individuales, se trata del mejor jugador de básquet que haya pisado suelo neuquino alguna vez, y por suerte pudimos disfrutarlo dos veces en el Ruca Che.