“El equipo empezó a tomar vuelo en Neuquén. Ganó el Panamericano de punta a punta y fue contundente”. Alejandro Montecchia recordó los inicios de la Generación Dorada y no dudó en afirmar que ese 2001 fue el punto de inflexión para ese grupo de basquetbolistas que quedó en la historia.
En una entrevista al programa Nadie se salva solo, de FM 750 Neuquén, el exbase de ese equipo extraordinario también mencionó su paso por la Caldera neuquina, cuando su Sport Club eliminó a Independiente en las semifinales de 1990, en la que fue la mejor liga de la historia del Rojo.
“Recuerdo que la cancha de Independiente era una caldera, es más, ¿no la llaman así? Era un gran equipo, que dirigía (Eduardo) Armer. Me acuerdo que la gente metía mucha presión, pero salimos adelante en esa serie y después, lamentablemente, nos cruzamos con Atenas. Igualmente fue una temporada fantástica”, dijo el Puma, quien tenía 18 años y en esa temporada fue elegido como la revelación del la Liga Nacional.
Más acá en el tiempo, fue el momento del Premundial. “En ese torneo, rumbo a Indianápolis, fue cuando el equipo empezó a tomar vuelo. Yo no pude estar por una lesión, pero ahí se formó una base sólida. Se ganó de punta a punta y de manera contundente”, afirmó.
Cuarenta días antes de esa competencia, la selección Argentina entrenó más de una semana en Neuquén, previo al Sudamericano de Valdivia. “Claro ahí sí estuve, jugué en Chile y salimos campeones. Después llegó la lesión, volvió a Bahía, falleció mi mamá, fueron momentos muy difíciles, pero me pude volver a ganar el puesto y por suerte estuve en el Mundial del año siguiente”.
El oro de Atenas fue, sin dudas, el momento cumbre del grupo. Y la palomita de Manu Ginóbili ante Serbia, “la” jugada de ese título. El Puma fue quien le dio el pase a su coterráneo, pero la asistencia nunca figuró en la planilla. ¿Juntamos firmas para que FIBA la reconozca? “Para nada (risas), mientras la pelota siga entrando, que pongan cualquier cosa. Quedó como una linda anécdota. El pase no lo contaron como asistencia, pero ya está. Es más lindo ver como la pelota acaricia el tablero, entra y todo termina en un festejo inolvidable”, respondió.
Hoy, el Puma está alejado de la actividad, aunque siempre está atento lo que ocurre con lo que sucede en su Bahía nata. “Hace dos años que no estoy ligado, estuve como ayudante en Bahía Basket durante ocho años. No quiere decir que me olvidé del básquet porque es el deporte que amo y me encanta, pero simplemente estoy con otras inquietudes”.