Por Sebastián Busader
En el documental “90, la verdadera historia del club Cipolletti”, hay un momento realmente inquietante. En el vestuario albinegro, sentado y mirando a la cámara, Domingo Perilli lanzó al viento: “un día, un dirigente (Julio Arriaga) dijo: ‘Perilli se tiene que ir porque pierde las finales’. El tema es que desde 2010 no perdimos más una final, pero tampoco llegamos a ninguna”. La frase es elocuente, real y dolorosa. Mingo, de vuelta en la institución que lo vio nacer, crecer y desarrollarse, refuerza la idea: “En la última década, Cipolletti estuvo más cerca de descender que de ascender a la B Nacional. De una vez por todas hay que sincerarse, tanto puertas adentro como hacia los hinchas”.
Mingo pisó por última vez el vestuario donde fue tan feliz jugando con la “10” y dando indicaciones con el buzo de entrenador, en septiembre de 2014. Se fue por la puerta de atrás, porque lo echaron y porque se sintió de alguna forma defraudado por la dirigencia de ese momento. Se enojó, relegó el fútbol y hasta prometió no volver. Se dedicó a pleno a la familia, se acercó, y mucho, a la religión, y mantuvo una lejana relación con Cipolletti. Claro, siempre se vuelve al primer amor.
Hay un dato sustancial en este nuevo retorno de Mingo. “Yo no voy a dirigir un minuto en el Federal A. Eso lo tienen muy en claro los dirigentes, y eso es lo que arreglamos”, dice. Desembarcó para la función que siempre soñó hacer en Cipolletti: la de director deportivo, una suerte de manager, a cargo de la tarea de definir y monitorear toda la política del fútbol albinegro, desde la décima división hasta el plantel que continuará dirigencia Gustavo Coronel.
-El proyecto que traés a Cipolletti es muy parecido a aquel del gerenciamiento.
-Sí, es similar a aquel que armamos en el año 2000 con mi hermano. Lo que pasa es que Cipolletti está igual que en esa época, en la misma categoría y con los mismos problemas. Perdimos un montón de tiempo enfocándonos sólo en el Federal A, un torneo que es durísimo.
-¿Qué es lo que deben cambiar en lo inmediato?
-El mensaje. Hay que ser francos y claros con el mensaje. La realidad es que el presupuesto que vamos a tener para el Federal A es mediano, por lo que es necesario consolidar a los jugadores del club que ya tuvieron rodaje, reclutar futbolistas de la zona y equivocarnos lo menos posible en la elección de algún refuerzo. Hay que dejar de tapar los jugadores por los que apostamos. Tenemos que pasar dos años sin sobresaltos…
-Estás hablando del descenso.
-Mirá, todos los clubes zonales que participan o participaron del Federal A se enfocaron solamente en ese torneo, y dejaron de lado las formativas. El diagnóstico en Cipolletti es que se habló de ascenso y jamás se reflejó el objetivo que se prometió con lo que pasó. Creo que a la gente hay que dejar de decirle cosas que no van a pasar, hay que dejar de ilusionar a un hincha que ha bancado mucho y sigue bancando, porque la realidad es que en los últimos años estuvimos más cerca de descender que de la B Nacional. Entonces, lo primero que hay que hacer es en los próximos dos años no tener problemas con el descenso, como ya le pasó a equipos vecinos. Porque nos dimos cuenta que no está lejos eso.
-Muchas veces se ha escuchado en Cipolletti que había que trabajar más en la formación de jugadores, pero ese mensaje se diluye rápido.
-De alguna forma es cierto, pero hay una diferencia: nosotros ya lo hicimos en 2001. Con diferentes formadores hicimos un trabajo de inferiores y de reclutamiento en el fútbol zonal que terminó reflejado en mayo de 2010, con un equipo de futbolistas zonales que peleó por el ascenso. Todos esos jugadores (nombra dos planteles completos) nacieron cerca, los fuimos mejorando y no llegamos a la B Nacional porque Dios definió que sea Patronato el elegido.
-Aplicar una “vieja” fórmula que dio resultado a mediano plazo.
-En Cipolletti tenemos que recibir la “materia prima” y mejorarla, armar jugadores de 7, 8 puntos que alimenten el equipo de Federal A. Se puede hacer, porque ya lo hicimos. No hay que errar las decisiones a la hora de invertir y enfocarnos. Vos pensá que 15 alquileres por año (para jugadores foráneos) son casi 2,5 millones de pesos, y en dos años son 5 millones de pesos. Bueno, ese dinero hay que repensarlo. Entonces, lo que hay que hacer es consolidar una base de jugadores, armar a mediano plazo un predio de 5 canchas con un buen gimnasio, apuntar a la planificación y el orden…
Mingo cree que los mejores jugadores de la zona terminan en River, Boca, Independiente, Lanús, Estudiantes o algún equipo de ese nivel. Por eso, considera fundamental la tarea de los formadores para mejorar el rendimiento de los que sí llegan a Cipolletti. “El entrenador, ayudante de campo y profes de Cipo tiene que ser Mejoradores de futbolistas, tipos que agarren un jugador de 5 o 6 puntos y lo lleven a 8, para de esta forma nutrir el equipo mayor”.
-Suena bien, ¿pero cómo se hace eso?
-Armando una estructura de trabajo desde la décima a la primera, con planificación y orden, fomentando que estén los mejores formadores, que esos formadores sean “mejoradores” de jugadores, que exista el compromiso por el profesionalismo. Que no nos corra la coyuntura, que exista paciencia, tranquilidad y perseverancia. Necesitamos dejar la soberbia de lado, enfocarnos en las cosas buenas de nuestro compañero y corregir lo malo entendiendo que todos tenemos miserias y debilidades, pero que la humildad tiene que estar ante todo. Yo lo aprendí con el tiempo, y ahora vuelvo a Cipolletti en un cargo que quise siempre, pero sin volverme loco.
-¿Y cómo te convenció el presidente Rapazzo Cesio?
-Me llamó para suceder a Swenger (despedido antes de Coronel), y le dije que no quería dirigir. Hace unos meses nos reunimos y me dijo que estando afuera del club siempre pensó que el fútbol lo tenía que manejar un hombre del fútbol, y que por eso me ofrecía el cargo. Decidí volver porque creo que le voy a hacer bien al club desde este lugar, porque conozco muy bien la institución y el medio, y porque no tengo otro interés más que hacer mi trabajo al 100%.
-Muchos te ven como un “plan B” a mano si las cosas no salen en el Federal A.
-No, mi decisión es no dirigir ni un solo minuto en el Federal A. Vengo a hacer mi camino, y a cumplir un rol para el que me siento preparado. Estoy contento porque es el lugar donde me crié y desarrollé, pero no volveré a dejar la salud como en otro tiempo. Amo Cipolletti y el fútbol, pero hoy tengo muy claro que mi gran felicidad es haber experimentado, y experimentar a diario, el amor que Dios siente por mí, aún después de haber cometido muchas faltas. Eso es lo que debo aprender todos los días, a amar y entender a aquellos con los que no comparto o alguna vez me han hecho daño.