Por Carolina Magnalardo
“No tenés que jugar al fútbol, eso es para los varones”, le decían siempre en su escuela. Siendo una niña, Gabriela Méndez tuvo que escuchar muchas veces esta frase, que no era más que el prejuicio de algunos adultos. Su carácter fuerte hizo oídos sordos a las palabras necias y hoy es la capitana del equipo femenino de Andacollo.
“En la escuela me llamaban la atención y me decían que no podía jugar al fútbol con los chicos pero a mí no me importaba y seguía haciéndolo. Socialmente estaba muy marcado eso de que fútbol era para hombres. Sin embargo, eran mis compañeros los que me elegían para jugar, incluso por encima de otro varón, y eso para mí era muy lindo”, recuerda la actual número 10 del conjunto FFA.
“En nuestro pueblo siempre se dio lugar al fútbol femenino y se organizaron torneos pero no éramos muchos equipos. Formé parte de diferentes grupos aunque la mayoría de las chicas nos conocíamos porque somos del mismo lugar. A veces había equipos de pueblos cercanos pero perdían continuidad porque no contaban con transporte o con fondos para afrontar los gastos”, cuenta la volante de 30 años sobre una realidad que viven muchos equipos del interior de la provincia.
Hace dos años formaron un equipo más sólido, sumaron entrenamientos y se unieron más, proyectando encuentros con clubes de la capital para mejorar el nivel de competencia. Aquel fue uno de los mejores momentos del grupo. Con el tiempo se incorporaron mujeres de ciudades cercanas para completar el actual plantel de 21 jugadoras.
Entrenan dos veces por semana, alternando trabajo con pelota y físico. En invierno practican en el gimnasio municipal y el resto del año lo hacen al aire libre en un predio de tierra. Desde 2018 la ciudad cuenta con una cancha de césped sintético pero no siempre está disponible para las chicas: “Entrenamos cuando podemos porque hay mucha demanda de horas y solo se puede utilizar durante el día ya que no tiene luz”.
Si bien hace un tiempo obtuvieron un aporte desde el gobierno provincial y en ocasiones también desde el municipio, los elementos deportivos, la vestimenta y los gastos que implica la actividad se afrontan con los recursos económicos de las jugadoras.
Gabriela relata que en Andacollo hasta hace poco se podían diferenciar dos o tres equipos que buscaban una continuidad en sus entrenamientos y en cuanto a la cantidad de integrantes pero “lamentablemente hay muchas jugadoras que deben irse, por situaciones laborales o por el estudio y eso nos impide proyectar un futuro mejor. Lo viví cuando me tuve que irme a estudiar fuera de la provincia para obtener un título”.
“lamentablemente hay muchas jugadoras que deben irse, por situaciones laborales o por estudio”, dijo Méndez
Participaron de torneos en ciudades cercanas, en San Martín de los Andes y en Chile. “Conocimos esos dos lugares haciendo lo que más nos gusta”, cuenta entusiasmada una de las referentes del equipo que hace una semana retomó los entrenamientos.
La capitana considera que hay un desarrollo del fútbol femenino provincial. “En el último tiempo llegaron más oportunidades al pueblo, o por lo menos a Chos Malal que es el punto más cercano y urbanizado de la región, para que jugadoras de la zona participen y muestren su gusto por el fútbol. Respecto de la capital neuquina, Andacollo sigue en desventaja y la falta de recursos genera una marcada diferencia en el nivel”, advierte.
Para Gabriela siempre es tiempo de soñar. “El fútbol es pasión. Cuando lográs sentir con el corazón lo que hacés, no hay límites ni nadie que te diga hasta cuándo, solo ganas de seguir superándose primero por uno mismo y después para ayudar a otros desde el lugar que nos toca. Para mí el fútbol es como la vida: siempre te da una oportunidad”.