Por Nicolás Tamborindegui
Una competencia interna fuerte, con muchos equipos, buena infraestructura, jugadores de nivel, espectáculos interesantes y tribunas siempre llenas. Este debe ser el sueño de cada uno de los deportes en la provincia de Neuquén y se parece más a una utopía que a una realidad, pero hay uno que ha alcanzado este logro. ¿Cuál? El básquet, a través del Torneo Integración.
El certamen que recientemente coronó a Centro Español (una vez más) tuvo una repercusión nunca antes vista: partidos a cancha llena en Allen, Neuquen, Plottier, Plaza Huincul y Centenario, Una serie impresionante entre Independiente y Pacífico (el clásico del básquet neuquino) y plazas recuperadas para el básquet como el propio Unión de Allen o Club Plottier, además de otras que surgieron con fuerza como Rincón de los Sauces con Auca Mahuida.
Esta historia no es nueva, no surgió de la nada. Allá por el año 2002 el Integración entre los clubes del Alto Valle de Río Negro y Neuquén había prendido como ahora. Los equipos de la zona se apoyaron en sus jugadores propios con nombres muy interesantes como David Oviedo, Fernando y Carlos Sepúlveda, Emiliano Paredes, Luciano Alonso, Antonio Pichaud, Leonardo Ansaloni o Sebastián Godoy más otros que jugaban afuera y volvían en el receso como Mario Sepúlveda, Maximiliano Maneiro o Leandro Lauro.
Durante dos torneos consecutivos, las finales entre Unión Alem Progresista y Pacífico se jugaron a cancha llena, y en un partido de cuartos que Independiente le gana a Centro Español de local, el Torito llevó una cantidad impresionante de gente con banderas y bombos a La Caldera. El futuro parecía brillante hace 15 años, pero ¿Qué pasó?
En ese momento, la Federación Neuquina se nutrió de gente nueva, formada en Viedma sobre todo (la Comarca Viedma-Patagones tenía por entonces un torneo muy competitivo y un furor impresionante por el básquet) y consideró que lo mejor era potenciar la competencia fronteras adentro de la provincia. Grave error. El certamen local fue pobre y aburrido y la gente perdió el interés.
Luego llegó la Liga Patagónica impulsada por Enrique Tolcachier, un proyecto interesante y competitivo, que en su primera parte se asemejaba bastante al Integración, pero el proyecto no prosperó en el tiempo y no logró mucha aceptación del público. La implementación del Torneo Federal sumó gente a las canchas, aunque los equipos iban subiendo y bajando y el escenario cambiaba año tras año.
Pero llegó finalmente la redención para el Torneo Integración. Este año tuvo de todo: jugadores locales, refuerzos de afuera de jerarquía, gente enganchada con los equipos y mucha cobertura de los medios y a través de redes sociales. El éxito fue tal que muchos clubes han apostado a la continuidad y se animaron a disputar el Federal a nivel nacional.
La competencia tiene todo para ser una marca registrada. A no introducir conceptos de afuera ni a realizar experimentos extraños, a potenciarlo, a aprovechar las virtudes que tiene como lo son la infraestructura y la cantidad y calidad de jugadores que hay en la zona. Depende en gran medida de los dirigentes, tanto de las entidades como de las federaciones. La gente ya le dio el sí.