Por Cristian Helou
El arco mide 7.32 x 2.44 metros. El aro, 45 centímetros. Uno se juega con los pies. El otro, con las manos. La N°5 pica en el verde césped (natural o sintético). La naranja, en el parqué. El fútbol y el básquet son deportes masivos, pero decididamente van por caminos diferentes. Salvo que aparezca Iara Parra y te cambie todos los planes. Ella pudo juntar sus pasiones y encima la rompe en las dos disciplinas: con la 9 manga corta de Pacífico y con la musculosa 8 de Biguá.
“Me saqué las ganas de jugar al fútbol. Al básquet jugué siempre y el año pasado, en medio de la pandemia, decidí sumarme a Pacífico. Siempre practiqué fútbol 5 de manera recreativa, pero ahora estamos a full con el equipo en la Copa Neuquén”, contó Iara, antes de salir a entrenar al predio Decano.
En el turno noche, la práctica será de básquet. Con las Bigualas el objetivo es doble porque el equipo marcha primero en el Integración local, pero se viene el Federal y el quinteto capitalino promete hacer ruido.
“Se armó un gran plantel y empezamos muy bien, pero apostamos al Federal, que va a estar tremendo. Ojalá podamos hacer un buen torneo”, dijo la jugadora de 19 años, quien formó parte de la selección de Neuquén que salió campeón en el Argentino U19 en San Luis y la Araucanía (La Pampa), ambos en 2019. Ese año, Iara completó una trilogía inolvidable porque también se coronó en el Integración con la camiseta de Pacífico.
El hecho de practicar dos deportes federados inevitablemente puede llevar a Parra a tener que deshojar la margarita. Y esto ocurrirá el próximo fin de semana. “El domingo a las 16 tenemos fecha de la Copa Neuquén y a las 15:30 con la U19 de Biguá. Sabía que podía pasar y voy a ir al fútbol”, se la jugó. Y se lamentó, claro.
Otro de los opuestos que aparece en esta historia está en sus funciones dentro de la cancha. En Biguá, Iara es perimetral, juega de base o escolta y por eso tiene la misión de arrancar cada ataque. Cuando puede, golea. En Pacífico Amarillo usa la 9 y ahí la responsabilidad de facturar es mayor: suele ser letal.
“Al principio estaba en el Negro (segundo equipo), pero cuando empezó la Copa me pasaron al Amarillo (principal). Venimos re bien (7-9 puntos, líder de la zona 2), con mucho entrenamiento, hicimos una gran pretemporada y creo que tenemos chances de pelear por el título”, relató.
Esta doble función obligó a Iara a radicarse en la capital. Dejó su casa en la Villa el Chocón, donde pasó gran parte de la cuarentena y está claro que redobló la apuesta. Instalada en Neuquén, el estudio también ocupa una parte importante en su vida, porque a la mañana cursa la carrera de kinesiología.
El cierre de cada jornada es a las 22, en el gimnasio de Biguá. La historia pudo ser completamente Decana, pero optó por un cambio de aire en el básquet. “Con Pacífico quedó todo perfecto, me fui re bien del club. Ahora estamos enfocadas en la doble competencia, especialmente en el Federal y estamos entrenando a full. Vamos a meterle con todo”, contó.
A veces define pegado al palo. En otras ocasiones mete un todo red. Iara Parra no sólo juega al básquet y al fútbol. Se destaca. Pertenece a esa raza que, en el pan y queso, es elegida de entrada. Aplausos para ella: desde las tribunas de Mitre y Agote, o desde los tablones de Biguá.