Por Cristian Helou
Desde la pantalla de Canal 7 o el micrófono de LU5, Pepe Ramos Paz dejó una huella. Ese comentario pausado fue una marca registrada del deporte neuquino en los 80 y 90 –dicen que también en los 70- y se transformó en un clásico. Lejos del ruido hace varios años, Pepe falleció a los 80.
Futbolero como pocos y amante del boxeo, también rumbeó para el básquet, el deporte que eligieron sus hijos Gaby y Gustavo, quienes brillaron en las categorías formativas de Independiente en esos tiempos en los que desfilaban los rivales y perder por 20 en La Caldera era negocio.
En 2012, la Liga de Fútbol del Neuquén le puso su nombre al torneo Oficial y ahí estuvo Pepe para dar el puntapié inicial de la temporada. Una merecido reconocimiento de Lifune.
Con el torneo en marcha anduvo atrás de esa foto con la Nº5 publicada por el diario Rìo Negro. “Te la mando por mail Pepe” y la respuesta fue “no tengo mail, ¿me podés una copia?”. A partir de ahí salieron varias tardes de café. Nunca le imprimí la foto, pero me inundé de anécdotas. Gracias Pepe. Hasta siempre.