Por Nicolás Tamborindegui
Tras el descenso en el año 93, en aquel recordado repechaje con Independiente de Pico, el Rojo neuquino comenzó a disputar las categorías de ascenso, Liga B y TNA, con buenos planteles, conformados mayormente por una base de jugadores del club. Recién en el 2007 pudo volver a subir, pero antes tuvo varias interesantes campañas, y en una de ellas estuvo muy cerca del título y del ascenso. Fue en 1997.
Por entonces el conjunto neuquino jugaba de local en el Ruca Che, aprovechando el envión que había significado el Preolímpico realizado allí dos años antes. El técnico era Eduardo Armer, que había regresado a la institución, en este caso para la segunda categoría del básquet argentino. Su asistente era Dante Centeno y la base estaba compuesta por jugadores locales que venían de consagrarse campeones argentinos con Neuquén dos años antes: Fabio Martín, Sebastián Godoy, Bruno Gelsi y Julio Came Mariluán, a los que se le sumaba un neuquino por adopción, como el Huevo Luciano Saborido y ya asomaba de la cantera un joven gran talento como el base Leandro Lauro, de 17 años.
Completaban ese plantel el base Rafael Roque Costa, el alero tucumano Raúl Rodríguez, el ala pivot Gustavo Nóbile y el pivot extranjero Willie Ladson (2,05), además de los juveniles Gustavo Larry Peyrano, Miguel Oroná y Juan Pereyra entre otros. Un equipo que jugaba muy bien y los resultados lo acompañaban, a tal punto que llegó a disputar las semifinales.
En cuartos, a Independiente le tocó batallar contra Estudiantes de Santa Rosa, en una serie en la que el conjunto neuquino tenía ventaja de localía. Ganó el primero 91-67 con buenas actuaciones de Martín (18 puntos), Nóbile (18) y Ladson (16), pero perdió el segundo cotejo por 86-79, por lo que la serie viajaba a tierras pampeanas 1-1 y con el Rojo obligado a robar al menos un juego para no quedar eliminado. En ese segundo partido la rompió el escolta Matías Tomatis con 20 puntos para el ganador, mientras que Nóbile con 21 y Rodríguez, con 18 fueron, los más destacados en el local.
Ya en Santa Rosa, Independiente se complicó al perder el juego 3 por 75-70. Jones, el americano de los pampeanos, estuvo indefendible con 23 puntos, misma cantidad que Tomatis. Ese Jones era Donald Chester, el histórico americano que un año antes había jugado en independiente pero que se había hecho conocido en las primeras ligas nacionales con la camiseta de Atenas de Córdoba. En los de Armer se destacaron Ladson con 16 y Nóbile con 14. Cuando estaba contra las cuerdas, apareció el temple del equipo y la visita se llevó el cuarto juego por 79-70, para forzar el quinto y definitorio partido en el Ruca Che. Costa con 20 y Rodríguez con 15 fueron los nombres mas destacados. 18 hizo el base Sampedro en el perdedor.
Y en el quinto juego Independiente fue una topadora. No dejó lugar a dudas, ganó por paliza 113 a 85 y logró la clasificación a las semifinales. La descosió toda Fabio Martín, con 33 puntos. Bruno Gelsi, desde el banco, aportó 16 y después hubo goleo repartido. No alcanzaron los 30 de Tomatis en el perdedor.
Justamente Fabio recuerda esa serie con Estudiantes: “Fue un playoff muy duro. Habíamos perdido un partido acá y en Santa Rosa nos volvieron locos en el hotel, la gente nos llamaba para molestarnos o amenazarnos y después en la cancha nos escupían. Ganamos el cuarto allá y en el quinto en el Ruca Che los matamos. Ese fue mi mejor partido en la historia. Metí 33 y tiré para 37, erré solo dos tiros”, afirmó.
En semis esperaba una de las revelaciones, Belgrano de San Nicolás, con un equipo importante en el que sobresalían dos figuras: el americano Isidore Pop Thornton, quien había sido cortado en Racing en la A por Leo Najnudel y que pese a no ser muy alto dominaba el TNA a voluntad. La otra carta brava era un joven escolta desconocido para la mayoría pero que estaba teniendo una gran temporada. Se llamaba Pablo Prigioni. Completaban ese plantel Guillermo Gallo, Danilo Delset, Martín Pasquinelli, Marcelo López, Mario Laverdino, Claudio Jorge, Marcelo Rodríguez, Matías García, Germán Juárez y Alejandro Montibellier. El entrenador era Daniel El loro Maffei.
La ventaja de localía en este caso le correspondía a los nicoleños, por lo que los dos juegos iniciales se disputaron en esa ciudad. El primero fue triunfo del local, amplio, por 87-54, de la mano de Delset con 22 puntos y Thornton con 19. Solo Ladson con 18 se destacó en Independiente, que dos días después salió con otra actitud y logró ganar el segundo partido de visitante. Fue 86-81 con 27 tantos de Ladson y 26 del tucumano Rodríguez. No le alcanzaron a Belgrano los 33 puntos de Thornton y los 17 de Prigioni.
La serie se trasladó al Ruca Che con todas a favor de Independiente, ya que ganando los dos avanzaba a la final. Para el tercer juego, se registró una concurrencia de 3500 personas en la “casa de la gente”. Pese al gran clima, el conjunto de Armer no pudo quedarse con la victoria. Belgrano, con 30 de Thornton y 19 de Gallo venció por un claro 78-63 y complicó las aspiraciones del dueño de casa, en el que se destacaron Rodríguez con 15 y Ladson con 14.
Dos días después, tocado en su orgullo, el Rojo salió decidido a quedarse con el cuarto cotejo e igualar la serie para ir con esperanzas a San Nicolas. Ladson jugó un gran partido (31 y 11 rebotes) y el triunfo se quedó en casa. Fue 97-79 y también fue muy buena la conducción de Costa. Además Nóbile aportó 16 y Gelsi 14 desde el banco. En la visita los mejores fueron Thornton con 20 y Gallo con 19.
Y el quinto juego era al todo o nada en San Nicolás. La cancha de Belgrano estaba repleta y el cotejo se dio, desde el comienzo, muy peleado, con el local siendo el dominador pero Independiente siempre a tiro, a tal punto que llegó a estar arriba por 1 a menos de un minuto por jugar. Una falta dudosa y un triple clave de Marcelo López decantaron el partido para el lado del el dueño de casa, que hizo pesar a Thornton (21) y Prigioni (14) y se quedó con el triunfo (76-72) y con la serie. En el equipo de Armer se destacaron Martín con 18 y Ladson con 14.
Ahí se terminó el sueño del campeonato y del ascenso para el Rojo, que de todas maneras redondeó una muy buena campaña de la mano de Armer y de una base mayormente local. Además, la gente llenó el Ruca Che, con todo lo que eso significaba por entonces. Luego Belgrano sería el campeón al derrotar en la final a Newell’s y ascendería a la A.
Queda el recuerdo de ver en Neuquén con la camiseta de Belgrano a uno de los integrantes de la Generación Dorada como Prigioni. Era juvenil, todavía no jugaba de base, lo hacía de escolta. Mayormente era titular pero en algunos partidos. Tenía buen tiro y ya se notaba que dentro de la cancha era un jugador muy inteligente.
Cuenta Fabio Martín que Prigioni “jugaba de tirador en ese equipo, no era base para nada, el base era Gallo”. Luego de ascender y jugar con Belgrano en la A, pasaría a Obras, después al Fuenlabrada y al Alicante en España donde se dio su consolidación definitiva, hasta transformarse en el jugador que todos vimos en la selección y en la NBA, además de en la misma ACB con el Tau y el Real Madrid.
Años después, el técnico de Belgrano, Daniel Maffei, recordó ese ascenso de Belgrano y puntualmente la serie con Independiente en una entrevista para La Liga Contenidos: “En la semifinal jugamos contra Independiente de Neuquén y me acuerdo que yo había declarado que esa era la final anticipada, y no me equivoqué porque éramos los dos equipos que veníamos mejor, sin menospreciar a Newell’s. El primer partido me acuerdo que le ganamos por 30 o 40 en Belgrano, y yo como que le tengo miedo siempre a eso y así fue… porque el segundo partido perdimos, y fuimos a jugar a Neuquén. Ese tercer partido lo ganamos ante un Ruca Che que explotaba, fue un 1° mayo me acuerdo, porque recuerdo haber declarado que ganar ese partido fue un premio al trabajo. Con Neuquén fueron cinco partidos tremendos, el quinto en San Nicolás realmente fue muy duro”.
“Esa es una espina que tenemos todos. Era un equipazo, dentro de un TNA de un nivel altísimo”, recuerda Gelsi. “Nos defendimos con Prigioni, que jugaba de 2 en esa época. Robamos un juego de San Nicolás con una localía tremenda, nos tuvo que sacar la policía porque no podíamos salir y estuvimos como tres horas encerrados en un cuartito donde guardaban las pelotas”, agrega el ex escolta neuquino
“Ese segundo partido lo ganamos”, dice Fabio Martín. “El primero lo perdimos por más de 30, nosotros íbamos a comer al club los otros días y nos encontrábamos con la hinchada, pero estaba todo bien, nos saludaban bien, estaban chochos con nosotros. Cuando ganamos el segundo partido se armó un quilombo bárbaro. No nos dejaban salir, estuvimos varias horas para salir de San Nicolás, el comisionado técnico, en lugar de cuidarnos, nos puteaba por haber ganado”
“Volvimos a Neuquén a un Ruca Che que explotaba de gente, pero jugamos el peor partido de la temporada y perdimos. El cuarto juego, que fue transmitido por TyC para todo el país lo ganamos cómodo y nos tocó ir a jugar el quinto y decisivo de nuevo a San Nicolás”, sigue Gelsi.
Para Fabio, “el tercer partido lo llevábamos bien, habíamos sacado una buena diferencia pero nos agarró un bajón y ellos empezaron a meter triples, fueron como ocho seguidos, no solo los tiradores sino jugadores internos que habitualmente no metían. Se nos vinieron y nos ganaron, no hubo forma”.
Agrega Martín que “el cuarto lo ganamos bien, el quinto lo llevábamos muy bien pero le cobran a Willie Ladson un foul increíble, muy raro, nos metieron un triple importante y nos ganaron ahí nomás”.
“En el quinto ganábamos por 1 y faltaban algo así como 50 segundos. En ese momento le cobran un quinto foul en ataque dudoso a Willie y en la jugada siguiente nos mete un triple el Pampa López y bueno, ahí se terminó todo”, cuenta Bruno, quien agrega además que “fue una temporada brillante, con un muy buen plantel que tenía dos jugadores por puesto, uno de los mejores a nivel clubes que integré”.
“Ese fue el mejor equipo en el que jugué en toda mi carrera”, rememora Saborido. “Éramos dos por puesto, un equipazo. Si organizativamente nos hubiesen acompañado ganábamos el torneo caminando”, agrega el interno, que recuerda también que “jugábamos a Ruca Che lleno”.
“Ese equipo estaba muy bien armado y equilibrado. El nivel de los entrenamientos era tremendo porque nos matábamos por el puesto. Ladson era el extranjero ideal no solo por lo que jugaba sino por lo que era como persona. El combo era perfecto”, contó.
Saborido recuerda los problemas organizativos y también lo hace Fabio Martín: “Tuvimos una gran primera fase, creo que terminamos con 13 ganados y 3 perdidos, pero nos sacó la cabeza la parte dirigencial. Nos pagaron los dos primeros meses al día y de ahí en más no cobramos nunca más. Tuvimos que intervenir un partido para que nos den la plata de las entradas porque no teníamos ni para comer, entonces eso repercutió en la segunda fase, aunque igual terminamos arriba”.
“Ese equipo, si hubiese tenido la parte dirigencia acorde al plantel, ascendía tranquilo porque era un equipazo, con dos jugadores por puesto. El Rafa Costa fue el mejor base con el que jugué en mi vida, Willie Ladson era un fenómeno, todavía soy amigo de él, nos llevábamos todos muy bien afuera de la cancha”, cuenta el alero.
Al igual que el Huevo, para Fabio firma: “Sin ninguna duda es el mejor equipo en el que jugué y fui protagonista. Fue mi mejor año como jugador y el mejor año de varios. Teníamos un equipazo”.
A la hora de las anécdotas de esa temporada, Saborido recuerda que “en el primer partido Armer me puso solo 11 segundos y me sacó. Me fui caminando desde el Ruca Che hasta la calle Alderete al 1.500, cuando la calle Antártida Argentina era de tierra. Al partido siguiente, de local, meto el cachetazo en el último segundo y le ganamos a Gimnasia que era el gran candidato y les arruinamos la cabeza con ese partido, porque tenían un equipazo y no se levantaron más. La revancha la tuve cerquita. Fue una temporada hermosa”.
Uno de los que dejó un buen recuerdo en Neuquén fue Willie Ladson, un verdadero trotamundos del básquet que jugó en más de 13 países, entre ellos varios equipos de la Argentina. Esa temporada en Neuquén promedió 18 puntos y 7 rebotes. En nuestro país jugó también en Santa Paula de Gálvez, Deportivo Roca, Universidad de Buenos Aires, Independiente de Pico, Independiente de Zárate y Vélez Sarsfield. Se retiró tras jugar en el ascenso español y actualmente sigue ligado al básquet, radicado en España. Su hija, Marem Ladson, es una reconocida cantante nacida en Ourense cuando su padre jugaba en ese lugar.
En España, Ladson creó un programa en el cual les enseña tanto básquet como inglés a los chicos en colegios privados. Además trabajó muchos años en campamentos de verano sociales de los New York Knicks
En perfecto español, Willie cuenta hoy que “jugué en ese equipo de Independiente de Neuquén de 1997 con Bruno, con Luciano, con Fabio, con Rafa Costa, Gustavo Nóbile, Came, el Tucu y Armer era nuestro entrenador. Llegamos a semifinales y fue una temporada de maravillas. Pasé muy buenos tiempos en Neuquén, era una ciudad muy bonita y muy amigable. Tengo muchos amigos que hice adentro de la pista y afuera”.
“Ese equipo era muy unido, no solamente pasamos tiempo en la pista sino afuera, era como una familia, como hermanos para mi, y seguimos en contacto después de tantos años”, recuerda el estadounidense que aun hoy dialoga vía whatsapp con la mayoría de los integrantes de aquel plantel.
“Llegamos a semifinales, perdimos contra Belgrano, fue un playoff muy intenso” recuerda, y sigue: “Fue una lástima que perdimos, porque era un equipo para ascender, teníamos mucho talento, buenos tiradores afuera en el perímetro y adentro también. Fue una pena, ese equipo estaba hecho para subir”.
Diez años más debería esperar Independiente para volver a la elite del básquet argentino, sin embargo todos recuerdan aquel muy buen equipo que estuvo a un paso del ascenso jugando en un Ruca Che y con mayoría de jugadores surgidos de las formativas del club, además del regreso de Armer como DT.