Por Nicolás Tamborindegui
Año 2001, la crisis estaba llegando al país pero, paradójicamente, en Neuquén, sobre el flotante del estadio Ruca Che, empezaba a surgir la Generación Dorada del básquet argentino. Los Ginóbili, Nocioni, Scola, Oberto y compañía ganaban invictos el Premundial clasificatorio para Indianápolis 2002 y así se dio inicio a una de las camadas mas exitosas en la historia del deporte argentino.
Ese hecho motivó, muchos años después, a un grupo de personas vinculadas al básquet en la ciudad de Neuquén a encarar la construcción de un monumento a esa generación inolvidable. El proyecto surgió hace dos años, se lo encomendaron al artista Martín Villalba y se fueron, lentamente, juntando fondos y adhesiones para la concreción, que está mas cerca que nunca.
El monumento ha avanzado mucho en los últimos días y está próximo a inaugurarse. Está ubicado pegado al Concejo Deliberante sobre la calle Leloir y los jugadores de la generación dorada ya están enterados de su existencia. Días atrás el “Colorado” Rubén Wolkowyski, aprovechando su paso por Neuquén, estuvo interiorizándose sobre el proyecto. Y otros, como Lucas Victoriano, los mencionó en Twitter.
Dicen que es el primero del país, dedicado a toda la Generación Dorada, pero es un dato irrelevante. La historia cuenta que “la historia empezó acá”, en Neuquén, y por eso el equipo albiceleste quedará en el recuerdo para siempre.
“Es un homenaje muy lindo para estos héroes, que dieron todo para dejarnos un legado enorme”, dijo Villalba, en un alto de los trabajos. “Es un orgullo que me hayan elegido para hacer este laburo y lo estoy haciendo con una pasión enorme, la misma que ellos han transmitido”, cerró.