Por Cristian Helou
Es cierto que fue un Federal de transición, que se jugó como pudo y con planteles armados sobre la marcha, pero esa frialdad estadística demuestra también que fue el peor de los torneos para los equipos neuquinos en la historia de la competencia. Sin representantes en la segunda ronda y después de haber perdido a dos clubes en el camino (Centro Español de la Liga Argentina y Pacífico del TFB) queda claro que se necesita un revulsivo para cumplir con ese objetivo de tener presencia a nivel nacional.
En tiempos de pandemia era lógica una merma. El problema es que Neuquén fue, por lejos, el que más perdió. Dejó escapar dos plazas de la LA, una situación que no se repitió en ningún lugar del país. Y eso merece revisión.
El cuarteto que finalmente le dijo sí al Federal entregó diferentes aristas: Pérfora, por su asistencia perfecta, la continuidad del proyecto y por esa meta que no se negocia y es ascender en la cancha; Independiente, por su historia y porque se encontró con un plantel armado que venía dulce con la obtención del Integración; Centenario, porque sacó aprobado en la temporada debut y fue por más; y Petrolero, porque vio un buen atajo y lo usó como una “curita” para tapar esa herida que dejó la despedida de la Liga Argentina.
En medio de presupuestos austeros, ninguno rompió el chanchito. Cente fue el que más ruido hizo pero a partir de caras conocidas que venían con rodaje en la competencia. Y Pérfora metió ese efecto sorpresa al que siempre apuesta Fernando Claris, con jugadores que nadie tiene en mente y recluta de diferentes puntos del país. El Rojo y Petro movieron poco la estantería. Con esta previa, más silenciosa que bulliciosa, suena lógica esta rápida y masiva eliminación.
La zona Patagonia, que esta vez tuvo socios pampeanos, anduvo a los tumbos. Y los neuquinos se acomodaron como pudieron a un calendario que varió de manera constante e incluso tuvo un recorte de 16 a 14 juegos. En ese contexto, hay que valorar lo que logró Pérfora, dueño del 1, con un gran registro de 12-2. La Colonia, que fue de menor a mayor, logró un meritorio tercer puesto. En cambio, se esperaba algo más del Rojo, cuarto; y Petrolero, anteúltimo y eliminado.
Se habló hasta el hartazgo del poderío de los equipos de Buenos Aires y los resultados están a la vista: siguen los cuatro, mientras el cuarteto de la Patagonia ya está de vacaciones. Eran superiores antes y encima se reforzaron con jugadores de la Liga Nacional. El reglamento lo permitió y cuando eso ocurre, a llorar a la iglesia.
Con bolsillos flacos, Cente fue el único que metió cambio en su plantel (Catelotti por Coronel) y en el rendimiento uno por uno de los cuadrangulares, fue La Colonia la única que se salió del libreto. Tumbó a Pergamino, el 1 de Buenos Aires, y estuvo en partido contra el local All Boys y Estudiantes. Pintaba mejor lo de Pérfora, por su antecedente de mejor patagónico y localía, pero falló; y también del Rojo, que se despidió muy rápido.
Neuquén se quedó, muy rápido, sin básquet Federal masculino –queda el consuelo femenino con Biguá e Independiente-. Ojalá que esa transición mencionada varias veces sea real y que a partir del próximo torneo, los equipos recobren protagonismo. No será una tarea sencilla, especialmente desde lo económico, porque el aporte privado no es firme y el estatal baja confuso, dispar y en cuentagotas.
Así y todo, hay motivos para ilusionarse y usar un crédito que está abierto. Los cuatro participantes del Federal tienen intenciones de seguir e incluso se habla de algunos retornos. Y todos cuentan con buenas formativas.
Este torneo sirvió para darle minutos a Drazen Sinigoj, Agustín Montero o Santiago Locher en el Rojo, a Nico Reyero o Valentín Navarrete en Pérfora; a Juan Larraza, Juan Peral o Pablo Pérez en Petro; y también para mostrar una notable evolución de Emilio Santana ¿está para el salto? en Centenario. Ahí está una de las claves, que debe ser “el” punto de partida para lo que viene. Jugadores mayores también hay de calidad y con ganas de quedarse en el pago.
Habrá que hacer números, buscarle la vuelta y pensar en la temporada 2021-2022. Aunque suene disparatado, sería ideal que alguno arriesgue y le ponga unas fichas a la Liga Argentina (a Español y a Petro les guardan los lugares). Sería un revulsivo que además generaría contagio, ganas de subir y, especialmente, pondría a Neuquén en un lugar que merece pero perdió en estos meses de pandemia.