Con el recuerdo del subcampeonato mundial muy fresco, Sergio Hernández pasó unas horas por Neuquén y dejó su marca. Estuvo al frente de una doble actividad en el club Pacífico, pero antes recordó la gran actuación de la selección Argentina en China y en declaraciones a “Mañanas en Red” afirmó: “Fue mi mejor año y soy un agradecido eterno al básquetbol”.
En una movida que le dejó poco tiempo libre, el Oveja dio una charla para los clientes del Banco de la Provincia del Neuquén, dirigentes de los clubes locales, entrenadores y jugadores. Y más tarde, llegó la hora de un entrenamiento en el parqué del Viejo Ramírez, en la que participaron basquetbolistas de la división U17 de las selecciones neuquinas.
Hernández, pasional como pocos, estuvo muy atento a los movimientos de los chicos y ratificó lo dicho en la nota radial a la Red Neuquén. “Uno no se tiene que confundir con un maestro de escuela, pero al final uno es un docente. Lo que más me gusta es transmitir mis experiencias y lo mío es el básquet. Yo empecé a los 15 con esto, como una aventura, al frente de los más chicos y no dejé nunca más”, afirmó.
Y agregó: “La alta competencia te aleja de las formativas porque te metés en una vorágine tremenda y lo extrañás, entonces cuando tengo este tipo de actividad lo disfruto. La paso mejor yo que los que van (risas)”.
El Oveja recordó varios vínculos con la capital. “Llegué a hacer algunos comentarios para la radio cuando se jugó en el Ruca Che (Preolímpico de 1995), porque estaba de vecino, era técnico de Deportivo Roca”, arrancó.
“Tengo muchos contactos con Neuquén, también a través de Bahía Blanca –siguió-. Yo soy de allá siempre hay tenido mucha relación. Y además enfrenté muchas veces a Independiente como técnico”.
Sobre el futuro de la selección Argentina, Hernández advirtió: “No sé qué va a pasar, tal vez este sea el último juego olímpico del equipo. Este grupo ya mostró como maneja la expectativa y la mirada de los demás. Jugaron con la mochila de la Generación Dorada”.