Por Cristian Helou
Alberto Miguel Ramírez se crió en Fiorito, sinónimo de Diego, de potrero, de barro y medias bajas. Hace 25 años, cuando dejó esa zona bonaerense, arrancó un periplo hacia el sur y hoy, radicado en Neuquén, es el contacto zonal que tiene la mayoría de los clubes de AFA a la hora de buscar futbolistas con hambre de gloria.
En la actualidad, Beto trabaja para la Academia de Javier Mascherano y es captador regional de Tigre, pero a partir de los vínculos generados a lo largo de su extensa trayectoria como director técnico, consigue pruebas para jugadores en otras entidades como Temperley, Huracán y especialmente Agropecuario de Carlos Casares.
Sin descanso, este 2023 comenzó con un viaje a Chile. “Pasé por Temuco, donde justo estaba la fiesta del deporte y estuve en la inauguración del Mundialito de Valdivia. La idea es llevar a jugadores que quedan libres acá y que tienen familiares directos de allá. Como ocurrió con Gaby Arias, que llegó hasta la selección)”, graficó el Beto.
A los 59 años, Ramírez no piensa aflojar. Afincado en Neuquén, organiza viajes mensuales a Capital Federal y Gran Buenos Aires y aprovecha sus contactos para darle posibilidades a los futbolistas que sueñan con ser profesionales.
Sobre sus actividades detalló que la “Academia de Mascherano funciona en Lincoln y tiene una casa-club para 50 jugadores. Arrancó durante la pandemia y va muy bien”, mientras que su arribo al Matador de Victoria se dio por la amistad con Fabio Radaelli. “Lo conocí den Aldosivi y se dio la posibilidad de trabajar para el club”, afirmó.
LOS CHICOS DE LA FOTO
Uno de los últimos picados en Neuquén y estos nombres tomar nota: Thiago Ollua (Academia Mascherano), Nacho Angeloni (Temperley), Isaac Quedel (Agropecuario), Lautaro Ramos (Bella Vista de Bahía Blanca), Lautaro Chacho y Nacho Almendra Toranzo (Tigre). Juan Saba, Bruno Fernández y Guillermo Di Pascuale que deben volver este año para probarse en Buenos Aires.
En ese orden de prioridades (o de necesidades de los clubes), después de Tigre está Huracán, pero el que más se fija en la zona es Agropecuario, que juega en la Primera Nacional. El Beto llevó 24 jugadores al club de Casares y 10 deben volver para una nueva prueba. ¿La explicación? “Es lo más parecido a las ligas de acá. Si estás en 6-7 puntos, hay chances”, respondió.
Cuando tomó la decisión de dejar el pago, Ramírez se radicó en La Pampa. En 1997 se sumó a MacAllister y cuatro años más tarde fundó el club El Recreo, que trabajó de manera directa con Lanús. Después estuvo en la Liga Cultural Pampeana y ahí afirmó vínculos con Vélez. Estuvo cinco años en México (trabajó en Tumaulipas, Monterrey y Celaya y en 2015 volvió a La Pampa, esta vez en 25 de Mayo. A partir del 2018 llegó el capítulo de Neuquén: Alianza, Independiente y Añelo.
“El nivel de acá es muy bueno, pero sobre todo son futbolistas muy educados. Se puede hacer un trabajo muy lindo, pero la liga no es muy competitiva”, opinó. Además, dio su punto de vista sobre los pisos de las canchas: “A mí me gusta la de césped natural, soy de la tierra y la gramilla, porque considero que, a la larga, se producen más lesiones en el sintético”.
Sobre su experiencia en el fútbol de Neuquén, resaltó el trabajo en Añelo. “Estuve bárbaro, pero todo se tuvo que frenar por la pandemia. Los dirigentes se portaron muy bien”, afirmó.
En el recuento de fichados y jugadores que tienen que volver por una nueva oportunidad, atrás de Agropecuario (24 y 10), están la Academia de Mascherano (8 y 5), Temperley (7 y 2) y Tigre (3 y 4). Pero además, en La Quemita de Huracán esperan por 8 jugadores, 2 tienen que regresar a Quilmes y 1 a San Telmo. Además, Comunicaciones, Colegiales y Bella Vista de Bahía Blanca ya incorporaron futbolistas recomendados por el Beto, sin dudas un incansable cazador de talentos.
CON D10S Y CON EL GOYCO