Por Cristian Helou
Hasta los 14-15 tuvo el corazón partido. Se sacaba los botines, sacudía esa clásica mezcla de césped y tierra y al toque se ponía los patines para encarar el cemento de la pista de Alta Barda. A la noche, en la intimidad, maquinaba el futuro: darle el gusto a papá Gastón y jugar al rugby, o meterle firme el patín con mamá Marina de entrenadora. En 2017 terminó de deshojar la margarita y Benjamín Gader Baca Cau se dedicó full time a las ruedas en línea.
Esa elección lo depositó en la selección Argentina y, la semana pasada, cuando sonó el celu, la alegría llegó por partida doble porque fue confirmado en el equipo que irá al Mundial de Cartagena y también en el numeroso plantel que estará en el Suramericano sobre Ruedas de San Juan.
Consciente de sus marcas, Benja admitió: “La verdad es que lo imaginaba. No había nada confirmado, pero sabía que se podía dar. Hace un par de años que espero esta chance. Quería estar en un equipo nacional y por suerte se dio”.
Con entrenamientos en doble turno y una exigente rutina que incluye trabajos en la pista y también gimnasio, el patinador es seguido bien de cerca por su técnica. Así y todo los privilegios siempre quedan al margen. “Al tenerla en casa me controla un poquitito más que al resto, especialmente con la comida (risas)”, largó Benjamín.
Consolidado como el mejor fondista del país, su convocatoria al plantel de juveniles era una fija. La peleó y llegó la posibilidad. “Estuve en la preselección en 2020 y 2019, pero no pude conformar esos equipos. Era más chico y había patinadores que estaban más desarrollados, en un mejor nivel”, reconoció.
Su compañero de ruta, Caetano Martorella, también estará en la doble cita internacional y eso, sin dudas, es una ventaja: “Está buenísimo, porque además de se compañero en el club y en la selección, es uno de mis mejores amigos y vamos a poder compartir juntos la experiencia”.
Si de aspiraciones se trata, Gader Baca Cau avisa que “en el Mundial voy a dejar todo, pero se que el nivel es muy alto. Hay que dar el ciento por ciento, siempre. Los colombianos son una potencia, pero también andan bien los chicos de Bélgica y Holanda. Va a estar duro y hay que saber manejar las expectativas”.
Obviamente, en San Juan las posibilidades se elevan y ahí apuntan sus cañones. “Está claro que sin los europeos y los de Asia, las chances son mayores. Tenemos que llegar preparados de la mejor manera”, opinó.
A los 2 años se puso los patines por primera vez y compite desde los 6. En el medio empezó a jugar al rugby y llego el momento de la decisión. “No podía dedicarle el tiempo a los dos y elegí el patín. Jugaba de centro (en el Neuquén RC) y era muy divertido, pero me iba mejor en el patín. Mi papá lo tomó perfecto. Lo entendió y ahora, con estos resultados, está muy contento”, cerró.
