Por Nicolás Tamborindegui
Así como hubo muchos momentos felices durante los primeros años de Independiente de Neuquén en la Liga Nacional de Básquet, también hubo otros tristes, y quizás el más doloroso fue el descenso, que tuvo lugar tras una mala temporada (92/93). El verdugo resultó Independiente de General Pico, que había salido segundo en el TNA y venció al Rojo neuquino en un repechaje que se jugaba por entonces con el decimoquinto de la A.
No había sido bueno el año de Independiente: flojos resultados, poca gente en la cancha y problemas económicos. Daniel Aráoz había sido destituido como técnico y su lugar fue ocupado por Juan Carlos Juanqui Alonso. De todas maneras, tuvo una chance de quedarse en la A, ya que Banco Córdoba no se presentó a jugar el playoff por el descenso directo, por lo que bajó de categoría automáticamente, quedando el Rojo en el lugar número 15 para disputar el repechaje con los pampeanos.
En ese equipo, la figura era el portorriqueño Edgar León, un ala pivot de 2,02 de nivel internacional y uno de los goleadores de la Liga. Ya lo habían cortado al alero David Russell para traer al pivot blanco Scott Bailey, de 2,06, pero a esa altura de la competición tenían muchos minutos los más jóvenes: Leonardo Sandón, Fabio Martín, Gustavo Oroná, Sebastián Godoy y Gastón Córdoba. Daniel Barrales, Alejandro Allegretti, Guillermo Coissón y Javier Maretto completaban el plantel.
Independiente de Pico había sido derrotado en la final del TNA nada más ni nada menos que por Deportivo Roca, que había logrado el ascenso directo tras vencerlo en la serie al mejor de 5 por 3-0, con un triunfo de visitante 92-86 en el tercer partido. Por Roca jugaban el americano Darryl Parker, Leopoldo Ruiz Moreno, Leandro Ginóbili, Diego Casemayor, Fabián Chino López y Eduardo Mazzella, dirigidos por Pablo Coleffi. Hubiera sido lindo un clásico valletano en la A, pero no se dio.
Independiente llegaba a la serie con su homónimo de Pico tras esa deserción de Banco Córdoba y después de haber perdido 3-0 una serie con Boca, que tenía un equipazo pero aun así había caído muy bajo: Mariano Aguilar, Ángel Cerisola, Ariel Scolari, Julio Rodríguez, Leonardo Vercesi, Leonardo Diebold y los extranjeros Alvin Heggs y Charles Bradley. En el conjunto neuquino no disputó esa serie Bailey por cuestiones económicas, por lo que la afrontó solo con Edgar León como extranjero.
Los primeros dos partidos eran en Neuquén y también el quinto en caso de ser necesario. La localía favorecía al equipo de la elite. A pesar de haber sido barrido por Roca en la final, Independiente de Pico era un equipo respetable con algunos nombres interesantes: el refuerzo extranjero era el experimentado Michael Wilson, acompañado por los nacionales Pablo Lamare, Gustavo Ghione, Hernán Trentini, Carlos Bualó, Marcelo López, Fernando Portinaro y Christian Bernard. El entrenador era otro conocido: Mario Guzmán.
Según se detalla en el número 200 de la revista Solo Básquet, la más importante de la época en el país, el entrenador Juan Carlos Alonso le dio a los jugadores tres días de licencia antes del comienzo de la serie decisiva. El plantel firmó y envió una carta documento al club en la cual amenazaba con no presentarse a jugar el playoff si no les pagaban la plata que les debían, y además se negaban a entrenar hasta que no aparezca una solución.
Los dirigentes le ofrecieron quedarse con la recaudación pero esta propuesta fue rechazada. Allegretti, uno de los que tuvo mayores problemas económicos con el club, decidió rescindir su contrato y no iba a ser parte de la serie que se venía. Finalmente, el resto volvió a los entrenamientos un día antes del primer partido y hasta retornó Scott Bailey, luego de las gestiones telefónicas realizadas por el portorriqueño León.
Con este clima tan negativo el Rojo neuquino comenzó a jugarse la permanencia, aunque aun en este contexto el primer juego dejó buenas sensaciones y trajo algo de calma. Independiente no pasó sobresaltos en ninguna parte del juego, es más, dominó con comodidad a su rival, para terminar venciéndolo por 83 a 68, con León como figura (25 puntos) bien acompañado por Oroná con 14, Maretto con 13 y Coissón con 10. En la visita los mejores fueron Trentini con 15, Portinaro con 14 y Wilson con 14.
Pero la paz duró lo que tardó en empezar el segundo partido, que también se disputó en La Caldera. Todo cambio en relación al juego anterior. El conjunto de Pico dominó desde el principio, sacó 10 de ventaja al terminar la primera etapa y llegó cómodo al final, para terminar ganando 98-91 e igualar la serie. Lamare estuvo incontenible con 25 puntos (6-7 en triples). Mike Wilson sumó 28 y Trentini 15. 11 triples encestó esa noche el equipo pampeano. Por el Rojo neuquino los mejores fueron Bailey con 21, León con 20 y Maretto con 18.
La serie se trasladó entonces a Pico, donde se iba a jugar a cancha llena, a diferencia de lo que pasaba en La Caldera donde la gente ya no acompañaba tanto tras el mal año. El elenco de Alonso debía ganar al menos un juego de visitante para forzar el quinto partido en Neuquén, o los dos para terminar la serie ahí y mantener la categoría, sin embargo nada de eso ocurrió.
El tercer partido se jugó el miércoles 2 de junio del 93. Fue parejo durante todo el tiempo, a tal punto que los primeros 20 terminaron 45 iguales. Sobre el final se escapó un poco el conjunto local, que no tuvo a Wilson en plenitud por un golpe en la zona de la cadera, pero el Rojo neuquino estuvo cerca de forzar el suplementario: con las acciones 83-81, erró un tiro Coissón y otro Edgar León que pudieron haber cambiado la historia. Trentini con 25, Lamare con 19 y López con 17 fueron los goleadores del local, mientras que León con 25 (más 13 rebotes) y Bailey con 22 fueron los mejores de la visita. No quedaba margen para el error, tenía que ganar si o si el próximo partido.
Y el cuarto juego fue muy similar, sobre todo en el final. Por ejemplo, también igualaron al cabo de la primera mitad, en este caso en 51. En el complemento el dueño de casa logró hacerse fuerte pero en el cierre llegó la embestida de la visita que, al tanto de sus obligaciones, comenzó a jugarse el todo por el todo. A falta de dos minutos estaban igualados en 84, pero al Rojo neuquino se le cerró el aro y hasta el final solo pudo convertir un solo punto. Desde la línea de libres el local estuvo efectivo y se llevó el triunfo por 90-85, decretando su ascenso a la elite para la próxima temporada y el descenso del equipo neuquino. Todo era tristeza en Neuquén.
Wilson y Lamare con 22 tantos cada uno fueron los goleadores del ganador, pero también fue muy bueno el aporte de López con 15 y de Trentini y Portinaro con 14. En el equipo de Juanqui Alonso los mejores fueron León con 25, Maretto con 23, Bailey con 15 y el Chino Barrales con 11. Lamare y sus triples fueron una verdadera pesadilla en toda la serie, al igual que Michael Wilson.
LA SÍNTESIS + TRISTE
Viernes 4 de junio. Ese día Independiente perdió la categoría. Su rival luego escribió varias páginas de gloria dentro del básquet nacional, incluso con caras conocidas para los neuquinos, como Esteban De la Fuente o Melvin Johnson. Incluso allí en Pico brilló el Chapu Andrés Nocioni antes de pegar el salto a Europa.
Para esa época, el furor que había empezado a fines de los 80 con el ascenso en Resistencia (Chaco) y que tuvo su etapa de esplendor con los equipos de Armer, Richotti y De la Fuente prácticamente se había apagado. La gente ya iba poco a la cancha por los malos resultados y los problemas económicos eran agobiantes, a tal punto que el Rojo no disputó el TNA la temporada siguiente (jugó la Liga B, el tercer escalón) No obstante, años después tendría la chance de ascender otra vez a la A.
Aquella floja temporada y esa fría y dura noche de General Pico de junio del año 93 aun hoy se recuerda como una de las páginas mas tristes en la historia basquetbolera de Independiente de Neuquén
