A 30 años del mejor Rojo

Equipazo. Fue el mejor de los terrenales en la temporada 1990 y subió al podio. Ni antes ni después Independiente estuvo tan alto.

Por Cristian Helou (con tremendo aporte de Fede Genesio)

Independiente de Neuquén jugó siete temporadas en la Liga Nacional de Básquet y en medio de rendimientos dispares, hay una que sobresale del resto con mucha claridad: la edición 1990. El Rojo metió un campañón, llegó hasta las semifinales y aunque Sport Club le puso freno fue sin dudas su marca de fuego en la elite. Pasaron 30 años y es un buen momento para repasarlo.

“Recuerdo que los fanáticos eran muy apasionados y la gente de Neuquén me trataba como si fuera uno de los suyos”, recordó Mergin Sina vía Facebook. Italiano de nacimiento, pero estadounidense por adopción, fue un extranjero que, sin descollar, se metió a los hinchas en el bolsillo.

Durante la liga fueron siete los foráneos que pasaron por el equipo neuquino. Empezaron Benjamin Mitchel y Paul Eddie, siguieron Anthony Teachey, Lewis Brown y Ray Foster, hasta que finalmente se consolidaron Ruffus Jones y Sina.

Lejos de ese estereotipo que era una constante en la época, Mergin daba más a médico del Policlínico que basquetbolista. Sin embargo, fue la pieza que engranó perfecto en el grupo y se destapó con actuaciones vitales.

“Me mantengo en contacto con varios. Hace unos dos meses le envié unos mensajes a Marcelo Richotti, y hace unos años conversé con Esteban De la Fuente. Mi experiencia en Independiente fue muy agradable”, siguió Mergin desde New Jersey, donde dirige una academia de básquet.

“Creo que hicimos un gran torneo porque jugamos muy duro durante todos los partidos”, afirmó Sina. Y da en la tecla, porque se dejó la piel y ese esfuerzo pasó factura ya que el Rojo llegó muy diezmado al cierre.

En la semifinal contra el equipo de Cañada de Gómez, cuando se decretó el 3-0 (fue 86-85 en La Caldera), solo seis jugadores estuvieron en acción: Gabriel Darrás, Mariano Aguilar, Richotti, De la Fuente, Sina y Jones.

Y encima, Sport tenía un equipazo, con José Small, Luis Oroño (le dio forma a la ley del ex porque hasta el 1989 estuvo en el Rojo), Diego Maggi y dos extranjeros fenomenales como Clarence Hanley, alias Mamita, y Michael Wilson. ¿Quieren más? El sexto hombre era Alejandro Montecchia y en el banco dirigía Julio Lamas, con la asistencia de Sergio Hernández….

Como habrá sido de gigante Atenas que igual fue campeón. El Griego se cargó a los santafesinos en la final y fue un título muy particular. Justo antes de los play offs, falleció Palito Cerutti. Golpeado, el plantel se juró salió campeón y lo logró.

Marcelo Milanesio, Chuso González, Diego Osella y otra pareja inolvidable, Thomas Jordan y Kennard Winchester, lideraron a Atenas a la obtención de su tercer título. Walter Garrone fue el DT y como AT se desempeñó un tal Rubén Magnano.

Mezclado con esos dos equipazos, Independiente se las ingenió para dar pelea y se ganó el reconocimiento de todos. Con registro de 19-15 fue el mejor de los terrenales y dejó en el camino a rivales como Gimnasia de Comodoro Rivadavia (lo venció en cuartos, con un inolvidable quinto juego en La Caldera), Estudiantes BB, Echagüe, San Andrés, Peñarol o Ferro, un gigante de la época, que a esa altura se alternaba las coronas con el Griego de la Docta.

“Fue sin dudas una temporada exitosa. Era la segunda experiencia en la Liga Nacional y se logró algo impensado”, afirmó Eduardo Armer, el DT que ascendió al equipo en 1988 y armó un gran cuerpo técnico junto a Daniel Aráoz.

“El objetivo de mínimo era el séptimo puesto de la liga anterior, pero se conformó un buen plantel y luego de algunos cambios en el plantel, conseguimos los extranjeros que necesitábamos para respaldar a los nacionales”, recordó Armer, un habitué en los estadios de la zona, cualquiera sea la categoría.

El entrenador también recordó la serie con Sport. “Previo al inicio de la serie éramos conscientes de nuestras posibilidades. Teníamos muchas bajas, otros jugadores que no estaban en óptimas condiciones y quedamos eliminados. Así y todo no fue un sabor amargo, ni dramático. Hicimos una gran campaña”, cerró.

La Liga del 90 tuvo características diferentes a las anteriores y posteriores. Fue más corta porque Argentina organizó el Mundial y el círculo del gran momento del Rojo se cerró con las presencias de Richotti y De la Fuente en la selección que dirigía Tite Boismené.

Después de esta temporada se armó un plantel, a priori, más competitivo, pero la historia no se pudo repetir. El Rojo nunca llegó tan alto, tampoco pudo repetir en su segundo ciclo en la elite (entre 2007 y 2009) y por eso la temporada de 1990 tiene el cartel de inolvidable. Pasaron tres décadas y el recuerdo permanece inalterable.

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