Por Diego Lores
Cuando a los 9 años, Miguel Atie lo vio llegar junto a sus padres a la escuela de tenis vaticinó: “Con esa altura, a este chico hay que entrenarlo para saque y derecha”. El diagnóstico del entrenador fue acertado. Hoy, Valentino De Pellegrin tiene 17 años y llegó a los nada despreciables 198 centímetros. Una altura ideal para aquel juego que Atie imaginó en 2011.
Bajo esa receta, Valentino se ubica en el puesto 280 de la International Tennis Federation (ITF). La pandemia de Covid-19 le frustró una ambiciosa gira por Estados Unidos, Italia, España y Francia, dónde tenía el objetivo de sumar puntos y aspirar a participar de algún Grand Slam junior.
Luego de la gira sudamericana realizada a lo largo del 2019 (jugó en Paraguay, Bolivia, dos veces en Uruguay y Colombia), Valentino coronó un muy buen año con el Pehuén de Plata entregado por el Círculo de Periodistas Deportivos de Neuquén.
“Ese premio me hizo sentir que mi provincia me apoya” comentó De Pellegrin, quien no cuenta con apoyo alguno para encarar los costosos traslados. “Los viajes me los solventa mi familia, y mis tíos, a los cuales estoy muy agradecido”, contó.
El 2020 prometía mucho para Valentino. De hecho, había arrancado muy bien, con participaciones en los J1 y JA de Lambare (Paraguay), Criciuma y Porto Alegre (Brasil).
En tierras guaraníes, luego de vencer al japonés Kenta Miyoshi, cayó ante el español Mario Mansilla Diez, con un ajustado 4-6 y 5-7. El ibérico se sitúa en el puesto 55 del ranking.
En Porto Alegre, se dio el gusto de ganarle al local Marcio Eduardo Silva (6-3 y 7-6); y luego cayó ante Pedro Boscardin Dias (Brasil, 52º en el escalafón).
Ya en Criciuma, lo destacado vino en el dobles (con el también argentino Tomás Moretto). Arribaron a cuartos de final, donde cayeron ante Martín Breysach (Francia, 20º) y Mansilla Diez.
El alemán Alexander Zverev es el mayor referente de Valentino: “Tiene la misma altura que yo y un juego similar, por eso lo observo mucho”, afirmó aunque reconoce que aún está “muy lejos” de ese nivel.
Para Valentino es un orgullo que lo llamen el “Del Potro neuquino”. Pero no se desespera y sabe que el tiempo dirá cual es su futuro en el tenis.
Por lo pronto, disfruta de la flexibilización de la cuarentena que le permitió volver a entrenar al Tenis Club Neuquén –luego de probar suerte un año en Buenos Aires- y sueña con poder concretar los planes que tenía previstos para este 2020.