Está mañana, directivos de Eucalipto Blanco se percataron que, una vez más, le habían robado elementos de su flamante iluminación. Dos de los costosos reflectores led no estaban en las columnas. Desde la cruda impotencia, una obra de reciente inauguración, es atacada nuevamente.
Éstos dos reflectores led robados se suman a otros cuatro sustraídos hace muy poco, en oportunidades anteriores, en el predio ubicado en Nordestrom y Fava de la capital neuquina.
Son aparatos de última generación, de gran prestación lumínica, pero imposible de reponer, mucho más en este tiempo de austeridad.
La bronca se multiplica dado que hasta acá sólo han resultado denuncias policiales sin respuestas. Y la cancha de Eucalipto, disfrutable desde el nuevo sintético, impunes delincuentes, la han dejado con seis reflectores menos en poco tiempo.
En tiempos de cuarentena y parate, la delincuencia está lejos de aflojar. Ya lo sufrieron Independiente, Maronese, la Federación de Patín y ahora Euca, que en junio del año pasado también sufrió con otro robo en las oficinas del club.
