Lic. Marcela Altamirano (mp203)
Por mi experiencia como kinesióloga y con más de cinco años de clases de actividad física adaptada y stretching a personas de entre 30 y 70 años, puedo decirte que hay mucho por hacer frente a esa pregunta. Pero primero, va un repaso sobre la etapa biológica que atravesaremos a partir de esa edad.
Desde de los 30 comienzan a producirse muchos cambios a nivel orgánico, a causa de las transformaciones que se producen en el número de células: el metabolismo se ralentiza, perdemos elasticidad en los tejidos y sufrimos cambios hormonales que influyen en las funciones corporales generales.
A medida que las células envejecen, funcionan con dificultad. Con el tiempo, las células viejas morirán, algo normal en el funcionamiento del organismo. Se podría decir entonces que quienes envejecen en nuestro microscopio humano son ellas, y son las que empiezan a trabajar más lentamente y morir.
Además, en “algunos órganos”, las células mueren y disminuyen de forma notable con la edad. Cuando el número de células llega a ser demasiado bajo, el órgano no funciona con normalidad. Por ello, la mayor parte de los órganos decaen en sus funciones con la edad; empieza un descenso gradual pero constante.
A pesar de este descenso, la mayoría de las funciones siguen siendo correctas porque los órganos tienen una capacidad funcional considerablemente superior a la requerida por el organismo (reserva funcional). Por lo tanto, es en presencia de una enfermedad, más que el envejecimiento normal, las que explican la pérdida de la capacidad funcional en edades avanzadas.
No podemos dejar de mencionar en este proceso la adaptación del cuerpo al stress constante, es un detonante que afecta directamente a la salud; que acelera los cambios químicos naturales que se producen en el ADN.
¿Qué hacer ante este panorama?
Lo primordial es tener en claro que debemos alejarnos del sedentarismo. Muchos comienzan a abandonarse, cuando en realidad hay que hacer lo contrario, comienza una etapa de conocerse y ocuparse mucho más de uno, de prestarse atención y saber manejarnos dentro de este panorama.
Es cuando más hay que entrenar a conciencia, y acudir a los profesionales de la salud. Se impone ser prolijo con la rutina que nos indiquen y así podremos dar continuidad a esa actividad que nos gusta y que tanto bien nos hace.
También hay que Informarse, porque los avances en cuestión de salud nos acompañan en esta búsqueda de permanecer activos a pesar de ciertos achaques, realizarse los chequeos médicos correspondientes y estar atentos en que sean personas capacitadas las que nos asesoren en estas cuestiones (nutricionistas, profesores de educación física, kinesiólogos, médicos).
Hay que escucharse y no dejarse llevar por las manifestaciones tan populares de hoy, como “tu puedes”, “ve tras tus sueños”, que a veces nos empujan a trazarnos objetivos que no se adaptan a nuestro cuerpo, donde terminamos frustrados y en el peor de los casos lesionados.
Elegir como comenzar a activarnos, o continuar con la actividad que nos hace bien tiene que realizarse de manera responsable y consiente. Entendiendo que habrá momentos que nos permitan dedicarnos a tope y otros que el cuerpo pedirá un stop. Cada uno de nosotros tiene características físicas, capacidades y motivaciones diferentes, y la actividad o entrenamiento que elijamos debe adaptarse a ellas.
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