El Covid se llevó a Champú Paredes

El exbase dejó un gran recuerdo en su paso por Independiente.

Por Nicolás Tamborindegui

El Covid sigue incontrolable y el ambiente del básquet lejos está de ser la excepción. Hoy amanecimos con la noticia de que murió Cristian Champú Paredes, un base que jugó la Liga B con Independiente de Neuquén y dejó un muy buen recuerdo en La Caldera y en la gente.

Champú (casi nadie recuerda que se llamaba Cristian) fue un base joven, rápido y encarador que lideró al Rojo neuquino a una gran campaña en la Liga B 94/95, en un plantel con mayoría de jugadores del club y dirigido por Guillermo Narvarte.

Su sentido del humor y sus salidas bien cordobesas lo hicieron un jugador muy querido por sus compañeros y la gente, tal es así que años después, ya veterano, volvió con Estudiantes de Santa Rosa (La Pampa) y se llevó una gran ovación y el cariño de muchos quienes lo conocieron durante su estadía en Neuquén.

Se había iniciado en la práctica del básquet desde muy chico en el club Fabrica Militar de Río Tercero, luego pasó por Hernando (Córdoba) y Atlético Rafaela, donde compartió casa con Carlos Delfino padre. Luego se transformó en un verdadero trotamundos del básquet y eso le permitió llegar a Neuquén para ponerse la camiseta de Independiente

Desde hace unos años estaba radicado en la provincia de Formosa, donde se desempeñaba como entrenador de las categorías formativas del club Estudiantes. Lamentablemente y a pesar de ser un tipo joven, el coronavirus se lo llevó como a tantos otros en el país y en el mundo por estos días.

“Champú era un tipo muy particular, muy querido por todos los lugares donde pasó”, cuenta Luciano Saborido, quien fue su compañero en Independiente en aquella 94/95. “Fue mi primera temporada en Neuquén, se armó un equipo bárbaro, estaba él de base; Richard Torres que llegaba de Puerto Madryn; Darío Coronel, que también venía de Córdoba; yo. Después los chicos de acá: El Negro Godoy, Fabio Martín, Came Mariluán y Cepi Ochoa que eran chicos, y el Choique Mardónez de Cutral Co, un lindo equipo”

Recuerda el Huevo sobre el base que “era muy futbolero, amante de todos los deportes, fanático del Diego, pero muy fanático. Siempre me acuerdo que en el buffet del club pasaban la polémica del Mundial 94, cuando lo del doping, que todos lo mataban a Maradona y él se peleaba con todo el mundo para defenderlo. Es más, cuando aparecía la imagen del Diego se paraba y se ponía la mano en el corazón”

Cuenta también que Champú se jugaba dos partidos de padel, dos picados de futbol y después iba a entrenar y era de los mejores. Amaba lo que hacía. Ya de grande estudió periodismo deportivo y fue entrenador de básquet, porque tenía mucho feeling con los pibes de formativas.

“Estaba viviendo en Formosa, Mario Romay, presidente de la Federación de Básquet de esa provincia era su gran amigo y lo bancaba allá. Aun así, estuvo a punto de venirse para acá para la zona hace poquito. Presentó su currículum en el club Lacar. Tiene dos hijos grandes ya, un varón y una nena que viven en Colón con la mujer con la que vino acá en el 94”, agregó Saborido

A la hora de definirlo como jugador, contó que “era un gran jugador, un base goleador como los de antes, muy talentoso, chiquito de tamaño, pero un fundamentalista del ataque. Decía que ganaba el que hacía un punto más”.

Cuenta también a la hora de recordarlo que era muy amigo de Mario y Marcelo Milanesio, dos glorias del básquet nacional “pero muy amigo en serio. Con Marcelo jugaron juntos desde chiquitos, tenía su camiseta y era conocido por todo el ambiente del básquet, en todos. Era un tipazo, súper sano, jamás fumó, solo se tomaba un fernecito de vez en cuando. A los 51 años seguía haciendo mucho deporte, jugando picados. Yo estuve en contacto hasta hace muy poquito con él, estuvo preocupado cuando mi hermano estuvo grave por el maldito covid y no me dejó de escribir. Me destrozó la noticia, venía bien, se estaba recuperando y esta noticia me liquidó. Yo no la pasé bien y tuve el alta la semana pasada, no sabes si te toca o no te toca. Te cuento a vos y se me caen las lágrimas”, agrega visiblemente dolido.

En el Rojo se mostró como un jugador con muy buen dominio del balón, rápido y comn un interesante poder de gol tanto de afuera como en penetraciones. Fue una de las figuras del conjunto de Narvarte en esa campaña. Su muerte causó un hondo pesar en la comunidad del básquet neuquino, en especial en la del club Independiente

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