Para llegar, a veces hay que dejar la piel y en eso anda Manuel Rodríguez Ortega, uno de los neuquinos que está en la preselección Argentina U19 de básquet. Luego de una semana de entrenamiento con los mejores juveniles del país, bajo las órdenes de Daniel Farabello, el canterano de Independiente que ahora viste los colores de Boca, sacó sus primeras conclusiones.
“Fueron días muy lindos, intensos, donde pude medirme con los mejores jugadores de la categoría. Ninguno regala nada cada entrenamiento es un partido en donde te estás jugando el puesto para tener un lugar entre los 12”, afirmó Manu desde Buenos Aires.
Los trabajos en el Cenard se realizaron con 20 basquetbolistas –faltó Juan Cruz Conte Grand, también neuquino, por estar lesionado- y la lucha pinta muy pareja, porque además todavía no se sumaron los siete que juegan en el exterior.
La ventaja para Manu, que puede ser decisiva, es su altura (2.03). Se trata de un plantel bajo, con muchas variantes en el perímetro, pero escaso juego interno. Es ahí donde crecen las chances del neuquino. El objetivo de este grupo de jugadores es el Mundial de Letonia, previsto para julio y, se sabe, las potencias tienen centímetros “de sobra”.
Por lo pronto, Rodríguez Ortega disfruta de su buen presente, porque además de la presencia en el equipo nacional, suma minutos en el Federal, el reemplazo de la Liga de Desarrollo para varios de los equipos de primera.
“Hasta ahora la temporada ha sido muy buena. En los primeros partidos me costó volver al ritmo que tenía antes de la pandemia, pero de a poco lo voy recuperando. Quiero tratar de llegar al 100 % para la próxima temporada de la Liga Nacional. Ahí también me quiero ganar un lugar”, relató.
Instalado en tierras porteñas y con ese doble sueño de selección y elite nacional, Manu no se olvida del Rojo: “Siempre lo tengo presente. Es el club que me ayudó a llegar hasta acá y uno no se lo olvida más. Lo sigo siempre, con las estadísticas y en las redes sociales”.