Por Nicolás Tamborindegui
Comenzaba el año 1992 y en pleno parate de verano de la Liga Nacional, la selección Argentina se preparaba para la que iba a ser la gran cita del año: el Peolímpico de Portland, con la ilusión de llegar a Juegos de Barcelona ese mismo año. Ese torneo tiene una marca a fuego porque significó el debut de Dream Team de Estados Unidos, sin dudas el mejor equipo de la historia.
El técnico argentino era el cordobés Walter Garrone, famoso por sus títulos con Atenas, y el primer partido amistoso internacional de su ciclo se disputó en la ciudad de Neuquén, más precisamente en La Caldera, en el mes de enero de ese año. El rival, Puerto Rico
En Argentina volvía después de dos años el Loco Hernán Montenegro, quien ingresó desde el banco. Los titulares fueron Marcelo Milanesio, Esteban De la Fuente (el más aplaudido), Esteban Pérez, Diego Osella y Ariel Scolari. Además del Loco, entraron Julio Ariel Rodríguez, Orlando Tourn, Juan Espil, Sebastián Uranga y Miguel Cortijo.
Una particularidad de Montenegro: llegó a Neuquén el sábado aproximadamente a las 20 (el partido era al otro día) desde Bahía Blanca manejando un lujoso Mercedez Benz. Había dejado Estudiantes y por eso llegaba a ese partido con una larga inactividad, por lo cual no estaba bien físicamente. Entrenó esa noche y luego se reunió con el entrenador en una charla privada.
Puerto Rico, potencia en el continente, no se presentó en Neuquén con sus mejores hombres, era más bien un equipo B. El técnico de ese equipo era Raymond Dalmau, y los jugadores que estuvieron en cancha fueron James Carter, Edwin Pellot, Raymond Gausse, Richard Soto, Orlando Marrero, Rubén Colón, Dean Borges, Javier Colón y Charlie Lanuese.
Si bien no estuvo completa como en sus mejores épocas, el estadio de Independiente presentó un buen marco esa noche de domingo. Cortaron 1.200 entradas y la recaudación fue de 9.800 pesos. Argentina ganó 91-86 tras un primer tiempo también favorable de 54-43.
El Gallo Pérez fue el goleador con 21 puntos y muy buenos porcentajes: 6-8 en dobles, 6-8 en libres y 1-1 en triples. De la Fuente metió 16 y Milanesio, 15. Además de una gran conducción, el base cordobés estuvo muy certero en el primer tiempo, con 2-2 en dobles y 3-3 en triples. Entre los suplentes, los mejores fueron Espil (11), Cortijo (8) y Uranga (5).
Montenegro jugó 19 minutos en los que aportó 3 puntos: 1-4 en dobles y 1-4 en libres. Además, bajó 5 rebotes (3 en defensa y 2 en ataque). Según la crónica de otro Loco, Oscar Delfor Ibáñez para el número 130 de la revista Solo Básquet, “en el partido falló tiros fáciles y le faltó precisión. Su continuidad depende de su producción”. El pivot bahiense sería luego la gran figura argentina del Preolímpico, con un recordado corte de pelo con el dibujo del número 22.
Otro de los destacados esa noche en la Argentina fue Diego Osella, que defendió a full y metió 4 tapones. También fue bueno lo de Scolari, que por entonces jugaba en Olimpo de Bahía Blanca. En Puerto Rico, los mejores fueron Pellot (24), Gausse (21) y Richard Soto (16).
LA SINTESIS, URANGA Y EL GALLO CON OSELLA
“Este encuentro fue positivo, más que nada para aquellos jugadores que no tenían conocimiento de la filosofía de Garrone. Vino muy bien juntarnos esta semana, se formó un grupo valioso”, le dijo Milanesio a Oscar Ibáñez.
La historia es conocida, Argentina no logró clasificar a los Juegos Olímpicos en Portland al perder un partido clave justamente frente a Puerto Rico. Una tapa tremenda de Pellot a Montenegro, cuando estaba por depositar una bandeja (en lugar de asegurar con una volcada) sentenció la historia de la selección en ese juego. De todas maneras, jugadores y cuerpo técnico se dieron el lujo de enfrentar a Michael Jordan, Magic Johnson y al resto de los integrantes del mejor Dream Team de todos los tiempos. Fue derrota, más que previsible, por 128-87. Ese 87 fue la máxima de puntos recibidos de ese equipo, incluidos los Juegos Olímpicos.
La clasificación a una cita olímpica recién se daría en 1995, de cara a Atlanta 96, con muchos de estos mismos jugadores, pero con Guillermo Vecchio en el banco se suplentes. El destino quiso que nuestra ciudad sea el lugar para cumplir el objetivo en el Ruca Che, tres años después de aquel proceso que tuvo un capítulo en La Caldera.