Por Nicolás Tamborindegui
Neuquén fue siempre una plaza atractiva para el básquet grande y por eso se dio la constante llegada de torneos y eventos nacionales e internacionales desde el año 1995 (con la inauguración del Ruca Che) en adelante. La Liga Nacional siempre miró hacia estas latitudes son interés y fue así que en el 2006 llegó el torneo Súper 8, con los mejores equipos de la competición.
El certamen, que por entonces transitaba por su segunda edición, copiando un formato muy popular en Europa, fue auspiciado por Adidas. Se disputó en el oeste neuquino desde el 22 al 26 de noviembre.
Había mucha expectativa a nivel local y nacional: unos días antes desembarcó la Asociación de Clubes con Guillermo Ricaldoni y Rodrigo García a la cabeza para dejar todo listo en materia organizativa. Tengo presente que en aquel momento acordamos hacer un suplemento especial que no solo salió en el diario sino que además se le entregó a cada espectador que fue a la cancha. La tapa eran las figuras de cada uno de los equipos participantes con el Ruca Che de fondo. Adentro, los planteles, el fixture, entrevistas y muchas cosas más.
Para determinar los ocho equipos participantes del torneo se tomó en cuenta la clasificación acorde al récord en la primera fase de la liga 2006/07, con lo cual lograron el pase los primeros 4 de la zona Norte (Sionista, Ben Hur, Atenas y Quimsa) y los primeros 4 del Sur (Peñarol y Quilmes de Mar del Plata, Gimnasia de Comodoro y Boca). En un momento se especuló con una invitación para Independiente, que estaba en el TNA pero eso fue rápidamente descartado.
Se preparó al estadio como en sus mejores épocas, llegaron los sponsors, hubo regalos para los espectadores, sala de prensa con toda la tecnología y sectores destinados exclusivamente a las conferencias de prensa. También estuvo Rosco, la mascota de la Liga y otros shows para entretener al público, ya que las jornadas eran largas. La gente acompañó y el marco fue el ideal en cada una de las calurosas tardes y noches neuquinas.
El torneo arrancó directamente con los cuartos. A primer turno, Quilmes le ganó por un cómodo 96 a 73 a Quimsa, que contaba con dos caras conocidas para el público: uno de los bases era el neuquino Leandro Lauro y el técnico era el ex Independiente Marcelo Lorenzo Richotti. Dos jugadores que tiempo después pasaron por el Rojo neuquino fueron las figuras: Agustín Carabajal (reemplazó al lesionado Sebastián Ginóbili) y Juan Pablo Sánchez, este último autor de 18 puntos. El estadounidense Robinson, con 24, y Pedro Calderón, con 16, fueron otras de las figuras. También fue clave la defensa sobre otro “casi local”, el reginense Julio Mázzaro. En Quimsa el mejor fue Robert Brown.
Luego el otro equipo de Mar del Plata, Peñarol, le ganó a Gimnasia por 71 a 58, quebrándolo recién sobre el final, ya que antes no se sacaron diferencias. Fuero claves dos triples del base Tato Rodríguez en los últimos minutos del partido. Josh Pittman, con 20 puntos y 9 rebotes, fue el más destacado en Peñarol y Jervaughn Scales (otro que después jugó en Independiente), con 20 en Comodoro. Los marplatenses se iban a ver las caras en semifinales, en un clásico atípico fuera de su ciudad.
En los otros partidos de cuartos la emoción estuvo a la orden del día. Boca le ganó 63 a 62 a Sionista de Paraná, apoyado en el juego de Leo Gutierrez (16 puntos), el cubano Lazaro Borrel (18) y Martín Leiva (6). El desenlace llegó justamente con un triple bomba de Leo desde casi la mitad de la cancha en los últimos segundos. En los entrerrianos ellos mejores fueron Mariano Byro, con 25 tantos, y Quincy Alexander, con 11. La presencia regional en ese partido fue la de Gustavo Orona en los capitalinos.
Atenas, por su parte, hizo gala de su poderío venciendo 97-94 a Ben Hur de Rafaela en un dramático partido que necesitó de dos suplementarios. Igualaron en 79 durante los 40 minutos y luego en 84. Bruno Lábaque fue el mejor en el Griego con 21 puntos, 8 rebotes y 7 asistencias, mientras que el escolta Eduardo Villares fue el mas destacado en Ben Hur con 22 tantos. Julio Lamas era el técnico del equipo rafaelino.
De las semifinales, si bien ambos eran partidazos, sobresalía el clásico marplatense. Las autoridades tuvieron que montar un operativo especial ante el rumor de la llegada de ambas hinchadas. Finalmente así fue, aunque no arribaron muchos. Hubo un pequeño incidente esa noche: luego de corridas dentro del estadio, la gente neutral comenzó a repudiar y a silbar (el Ruca Che estaba lleno) y no pasó a mayores.
De movida arrancó mejor Peñarol, que por entonces era dirigido por el Negro Carlos Romano. Con sendos triples de Tato Rodríguez y el tucumano José Muruaga se fue al frente por 25-16 y nunca más perdió esa ventaja, más allá de los intentos de Quilmes, dirigido por el Huevo Oscar Sánchez, para ponerse en partido.
De la mano de Ramzee Stanton y de Calderón, Quilmes se acercó sobre el final, pero otra vez aparecieron los triples y Peñarol no pasó sobresaltos en el cierre y fue triunfo por 89-80. Stanton, del perdedor, fue el goleador del juego con 24. Gabriel Mikulas, con 20, y Rodríguez, con 19, fueron los máximos artilleros del ganador, que ganaba un clásico por quinta vez consecutiva para meterse en la final del Súper 8.
La otra semi fue un partidazo y se definió en suplementario (el tercero para Atenas en solo dos partidos). Quedó finalmente para Boca por 102-99. Los dirigidos por Gabriel Piccatto contaron con un Gutiérrez estelar, autor de 32 puntos, más allá de que en el último segundo del tiempo regular erró dos libres que hubieran significado el triunfo para su equipo sin necesidad de los 5 minutos extras.
A la final llegaron los dos mejores equipos, Peñarol y Boca, en busca de la gloria y del premio en efectivo que por entonces eran 40.000 pesos. Al igual que en el clásico de semifinales, fue Peñarol el que arrancó mejor y dominó a voluntad a Boca, con un juego en conjunto fluido y con Mikulas complicaba a sus defensores. Boca recién levantó un poco promediando el primer cuarto con los ingresos desde el banco de Junior Cequeira, Borrell y Matías Fioretti. De todas maneras, ese primer período terminó en favor de los orientados por Romano por 25-16.
En el segundo cuarto Boca cambió la marca personal por una zona 2-3 movible que le dio mejores resultados. Además, con los puntos de Borrell logró pasar al frente por primera vez en la noche (36-34), pero dos simples del Pittman y un triple de Muruaga le devolvieron la ventaja a los marplatenses y los primeros 20 terminaron 43-41.
En la recta final del partido parecía que Peñarol se cortaba y hasta llegó a sacar 10 puntos de diferencia (72-62) a poco del final, pero Boca reaccionó y logró igualar las acciones a poco del cierre, que fue muy emotivo. Un tiro libre convertido por el pivot Matías Pellettieri (su único tanto en la noche) fue el que terminó asegurando el triunfo y el titulo para el equipo de Mar del Plata, ante un Ruca Che repleto que también contó con hinchas de Peña: cerca de 150 fanáticos viajaron hasta Neuquén para ver la final y alentar a su equipo.
Mikulas, con 20, Pittman, con 18 y Muruaga, con 11, fueron los goleadores del campeón. También fue importante lo hecho por su símbolo, Tato Rodríguez, con 10 puntos, y una conducción certera. En Boca se destacaron Lázaro Borrel (22), Fioretti (16) y Leo (13). Gabriel Mikulas fue elegido el MVP del torneo. El plantel campeón estuvo integrado por Sebastián Rodríguez, Juan Manuel Locatelli, Josh Pittman, Jason Osborne, Gabriel Mikulas, Sebastián Festa, José Muruaga, Marcos Mata, Alejandro Díez, Matías Pelletieri, Jonathan Ledesma y Nicolás Lauria. Dirigido por el Carlos Romano y con Fernando Tulo Rivero como su asistente.
Y así pasó por Neuquén un evento único, que contó con mucha respuesta de la gente una vez, colmando el Ruca Che en cada jornada. También tuvo mucha difusión a través de los medios nacionales. El espectáculo deportivo fue muy bueno, con la posibilidad de ver a enormes jugadores, como Leo Gutiérrez, y partidos muy bien jugados y emotivos. A pesar del paso del tiempo, aun se recuerda aquella final, el partido con dos suplementarios entre Atenas y Ben Hur en cuartos y el espectacular triple de Leo con el que Boca le ganó a Sionista en el debut de ambos.
La síntesis de la final:
Peñarol (75): S. Rodríguez 10, Muruaga 11, Pittman 18, Mikulas 20 (X), Osborne 7 (Formación inicial); Festa 3, Locatelli 0, Diez 2, Mata 3, Pellettieri 1. DT: Carlos Romano
Boca (74): Legaria 4, Oroná 3, Spillers 2, Gutiérrez 13, Leiva 11 (formación inicial); Fioretti 16, Borrell 22, Cequeira 3. DT: Gabriel Picatto
Progresión: Peñarol 25-16, 43-41 y 61-52
Árbitros: Pablo Estévez, Alejandro Chitti y Daniel Rodrigo
Estadio: Ruca Che (Neuquén)