El Gallo Pérez y su múltiple conexión con el básquet neuquino

De España a Plaza, sin escalas. Pérez (10) jugó tres meses para Petro en la vieja Liga B. "Es inolvidable", dijo.

 

Jugó el Preolímpico del Ruca Che en 1995, enfrentó varias veces a Independiente en La Caldera, sorprendió con su llegada a Petrolero Argentino para jugar en el ascenso y en el final de su carrera hizo una gran amistad con Bruno Gelsi. La conexión de Esteban Pérez con el básquet neuquino es múltiple y las recordó en un paso a paso.

Fue en un mano a mano con Se respira básquet (750 Neuquén), en el clásico bloque de jugadores de selección. “La zona me trae recuerdos inolvidables, siempre la pasé muy bien allá y antes que nada, quiero saludar a Bruno, que es como un hermano. También al Huevo (Saborido) y a Mario (Sepúlveda)”, arrancó.

El Gallo, rodeado de neuquinos durante un campus realizado en Cinco Saltos.

Con 54 años y las mismas ganas de tirar al aro que uno de 20, el Gallo de Maciel (nació en Rosario pero a las hora estaba en “su” ciudad) sigue de cerca el mundo del básquet como un fanático más. “Miré la final de la NBA, que fue muy rara. Parecían partidos de entrenamiento. Y el otro día Quimsa-San Lorenzo y ahora se viene la Liga. Ojalá que se pueda acomodar todo”, clamó.

Sin dudas, su paso Petrolero en 1990 es una de las historias más insólitas del básquet nacional. Esteban era un jugador top y marchó a Europa en una época en la que se iban pocos. “Después de jugar los primeros años en Olimpo y Estudiantes me tocó ir a España, con 21-22 años. Fui a un equipo, Juver Murcia y sí o sí tenía que jugar como español”, comenzó con el relato.

“Estuve un año y medio y empezaron los problemas con los papeles y la documentación –agregó-. Eso me costó renunciar al Mundial de 1990. Boismené (Carlos, DT) me fue a ver a España y era fija, pero no pudo ser. Son cosas que pasan y por ahí me jugó una mala pasada la juventud”.

En ese momento, apareció la chance de Petro y el Gallo no lo dudó. Llegó a Plaza Huincul y en el primer amistoso anotó 40 contra Atenas (había jugado con Independiente por Liga). “Vivé tres meses increíbles. Tengo muy buenos recuerdos. En enero, estuve de vacaciones en Bariloche y volví por Plaza. Lo llamé a Carlitos Bascur y nos vimos un rato. Siempre tengo muy gratos recuerdos”, contó.

Y siguió: “Después llegó el Preolímpico, que fue tremendo, un Juego de las Estrellas que estuvo muy bueno y, bueno, los partidos con Independiente. Siempre me trataron muy bien”.

Gran volcada de Esteban, ante la mirada de Chris Mullin.

Su camino en la selección tuvo el primer capítulo en 1987, en el Sudamericano de Paraguay, con Flor Meléndez como DT y cinco años más tarde llegó ese eterno partido ante el Dream Team. “Enfrentamos a los jugadores que veíamos por videos, nos parecían inalcanzables y de repente los teníamos ahí, enfrente. Todavía me aparecen algunas imágenes. Sonó la chicharra y se me pasó volando el partido”, detalló Esteban.

Según su óptica, “a partir de ahí empezó una etapa muy linda de la selección. Y la realidad es que siempre nos faltaba un poco. Llegábamos al cruce de cuartos y fallábamos”.

Jugó una década en la selección.

De todos modos, hubo grandes momentos: “Tengo la medalla de los Panamericanos del 95, y Atlanta 96 fue mi despedida de la selección. Una experiencia increíble, a pesar de esas ganas de ir por más. Lo hablábamos con Milanesio, Espil, De la Fuente…Nos faltaba esa potencia física, táctica o no se qué…”

“Creo que eso fue lo que tuvo la Generación Dorada. Manu, Delfino, Scola, Nocioni llegaron con más roce internacional y ganaron todo. Hicieron historia. Nosotros, salvo Nicola, estábamos en el país. Éramos jugadores destacados acá y nos daba para estar a la par de los americanos que venían a la liga, pero no nos alcanzaba en los torneos internacionales”, analizó.

El Gallo se retiró a los 38 años después de 20 años de trayectoria. Sin embargo, sorprendió con su vuelta a los 44 y contó la historia. “Yo había colaborado con Alba, mi club de Maciel y me sume a una liga interna que estuvo buenísima. Se juntaron 24 equipos en tres grupos. Nos fue bárbaro y en ese momento, Bruno (Gelsi) estaba en Monte Hermoso y me llamó para ir a entrenar”, contó.

A los 44, en Hispano.

Gelsi dejó la ciudad bonaerense, se fue a Hispano de Río Gallegos y hasta allá siguió el Gallo. “Bruno me hizo entrar nuevamente a un vestuario. Conocí un montón de gente, pude entrenar un poco más a los 44 años y eso me vino muy bien en un momento complicado de mi vida (perdió a su hijo de 7 años)”.

Con más de 700 partidos jugados y 12.169 puntos anotados (17 de promedio), el Gallo es un emblema del básquet nacional. Dejó una marca y en varios momentos de su vida, Neuquén tuvo mucho que ver.

 

 

 

 

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here